Su antecesor, el mítico Concorde

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Los viajes supersónicos no son una novedad. De hecho se vienen realizando desde la década del setenta. Su exponente más famoso fue el Concorde, un avión comercial de diseño anglo francés capaz de alcanzar los 2.179 kilómetros por hora, lo que le permitía realizar recorridos en menos de la mitad del tiempo que un vuelo común. Funcionó hasta 2003.

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