Renunció el presidente de Perú en medio de un escándalo de sobornos

Salpicado por acusaciones de haber recibido coimas de la constructora brasileña Odebrecht, hoy el Congreso planeaba tratar una moción para destituirlo. Mañana definirán si aceptan la dimisión o lo echan

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LIMA

Pedro Pablo Kuczynski renunció ayer a la presidencia de Perú, un día antes de que el Congreso votara una moción para destituirlo por sus supuestos lazos con la empresa brasileña Odebrecht.

La salida de Kuczynski genera incertidumbre en el país que será anfitrión en abril de la Cumbre de las Américas, a la que asistirán el mandatario estadounidense Donald Trump y una treintena de gobernantes más, incluido el venezolano Nicolás Maduro, pese a haber sido eliminado de la lista de invitados.

“Pienso que lo mejor para el país es que yo renuncie a la presidencia de la república”, dijo Kuczynski en un mensaje al país por televisión durante la tarde, acompañado por los miembros de su gabinete ministerial.

“No quiero ser un escollo para que nuestra nación encuentre la senda de la unidad y armonía que tanto necesita y a mí me negaron”, agregó Kuczynski, de 79 años, primer presidente que pierde su puesto por el escándalo de Odebrecht.

Horas después, los líderes del Congreso acordaron debatir la renuncia de Kuczynski hoy y votar mañana viernes si la aceptan, dijo a la prensa el jefe del legislativo, el opositor Luis Galarreta.

“El debate continuaría mañana viernes donde ya estaría presente el vicepresidente Martín Vizcarra”, actual embajador peruano en Canadá, quien debe sustituir a Kuczynski, explicó. “Obviamente se tomará el juramento correspondiente” a Vizcarra mañana, indicó Galarreta. El nuevo presidente debe completar el actual período de gobierno, hasta julio de 2021.

Vizcarra, un ingeniero sin vínculos con los partidos políticos tradicionales, se había negado a asumir el cargo en diciembre cuando el Congreso votó por primera vez la fracasada moción de destitución de Kuczynski, pero ahora se mostró dispuesto a llegar a la casa de Pizarro, la sede presidencial de Perú.

Eventualmente el Congreso podría rechazar la renuncia de Kuczynski y en su lugar destituirlo, tal como hizo con Alberto Fujimori en el año 2000 después que éste se marchó a Japón en medio de un escándalo de corrupción y envió su carta de dimisión por fax.

La empresa brasileña confesó que pagó a políticos y empresarios latinoamericanos millones de dólares en soborno y dádivas para asegurarse contratos de obras públicas.

PRESIÓN CRECIENTE

La presión contra Kuczynski creció en las últimas horas tras la divulgación de un video que muestra a Kenji Fujimori intentando convencer a otros parlamentarios de que apoyen a Kuczynski con la promesa de obras públicas en sus distritos. El apoyo de Kenji evitó la destitución del presidente peruano en diciembre.

A cambio, Kuczynski indultó a su padre Alberto Fujimori (1990-2000), que cumplía 25 años de cárcel por corrupción y crímenes de lesa humanidad. Pero la maniobra también desató una guerra interna en el partido Fuerza Popular que lidera Keiko, hermana de Kenji. Kenji y otros 12 diputados que lo apoyan fueron expulsados o se marginaron del partido mayoritario en el Congreso.

La situación en Perú era de completa calma, sin expresiones públicas de júbilo ni pesar, mientras preventivamente la policía se mantenía en alerta. Galarreta dijo que había hablado con los jefes militares y éstos le expresaron su pleno respeto al orden constitucional.

Las mentiras del presidente sobre sus presuntos vínculos con Odebrecht cuando era ministro de Economía en el gobierno de Alejandro Toledo -sobre el que pesa también una orden de extradición por haber recibido 20 millones de dólares de la constructora brasileña- terminaron por cavar su tumba política.

Odebrecht reveló que había pagado casi cinco millones de dólares por asesorías a empresas ligadas a Kuczynski cuando era ministro, lo que él siempre había negado.

La constructora admitió además que hizo aportes de campaña en 2006 y 2011 a los últimos cuatro ocupantes del sillón presidencial peruano, incluido Kuczynski, y también a Keiko Fujimori.

Un sondeo de la firma Ipsos reveló la semana pasada que 58% de los peruanos cree que Kuczynski debe ser destituido, contra 37% que estima que debe seguir hasta 2021.

Un panorama político golpeado: con “un fujimorismo demasiado fuerte y partidos políticos muy poco estructurados, Perú revive sus viejos demonios que han desencadenado un rechazo a la clase política”, afirmó Gaspard Estrada, director del Observatorio Político de América Latina y del Caribe (OPALC) de la Universidad de Ciencias Políticas de París.

La incertidumbre política, en tanto, está erosionando la economía peruana. “Estamos viviendo un panorama complicado porque la economía está sintiendo el impacto de la inestabilidad política ligada al presidente”, dijo el economista Jorge González Izquierdo, quien explicó que la economía nacional está creciendo en los últimos meses por debajo de las previsiones. (AFP, AP y EFE)

“Lo mejor para el país es que yo renuncie a la presidencia de la república”

“No quiero ser un escollo para que nuestra nación encuentre la senda de la unidad que tanto necesita y a mí me negaron”

“Habrá una transición ordenada y respetando la Constitución”

Pedro Pablo Kuczynsky (al anunciar su dimisión)

 

 

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