Muchos anuncios, menos el que más se esperaba

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En la semana hubo anuncios de todo tipo, especialmente el jueves cuando, al mediodía, el presidente Mauricio Macri abrió el período de sesiones ordinarias del Congreso y por la tarde, la gobernadora María Eugenia Vidal hizo lo propio en la Provincia.

Así fue que nos enteramos -entre otras cosas- que en Campo de Mayo habrá un Parque Nacional y lo q ue es mucho, pero mucho más importante, que estamos gozando de una bonanza invisible.

Esta última aseveración suena, si se quiere, a una remozada versión Siglo XXI de aquella máxima que en los noventa nos llegó desde La Rioja: estamos mal, pero vamos bien.

El mensaje presidencial, en realidad, tuvo sabor a poco. Tan poco como la gente a la que Macri saludó desde una foto que, seguramente, quedará para la posteridad. Se hizo mención -por primera vez en boca de un Presidente y ante la Asamblea Legislativa- del tema del aborto, de la disparidad de sueldos entre hombres y mujeres, de un aumento en las licencias por paternidad y del aumento de pasajeros en los vuelos de cabotaje. Todo muy importante e interesante, sino fuera por un pequeño detalle: el Presidente no habló de la situación de los jubilados, por ejemplo, ni del efecto del aumento de las tarifas sobre los bolsillos de la clase media.

Ese mismo día, por la tarde, y desde la Legislatura provincia, ahí frente mismo a la Plaza San Martín, nos dijeron que este año, con la obra pública, iban a tapar el territorio provincial, que finalmente parece haber llegado el tiempo de la reclamada (y necesario) reforma judicial y que la robótica desembarcará en las escuelas públicas bonaerenses.

Escuchamos, se insiste, todo tipo de anuncios, menos el que más se esperaba: que el lunes (es decir, mañana) los casi cinco millones de pibes en edad escolar de esta bendita provincia, iban a poder empezar las clases como Dios manda. Una lástima. Este año tampoco pudo ser.

Uno entiende el valor del debate político y gremial. Ese juego es necesario y muchas veces, enriquecedor. El problema, en este caso, es que en el medio están los chicos, convidados de piedra en una disputa que no le es propia, pero que invariablemente, los tiene como víctimas.

Víctimas de que el paro sea la única solución posible para resolver un conflicto gremial, pero víctimas también de un sistema que se cansa de denunciar y de repetir lo mal que está la escuela pública pero que, desde hace años, tampoco presenta un plan a largo plazo para revertir el cuadro. En el mientras tanto, el agua sigue creciendo y tal vez no falte mucho para que los tape. A todos.

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