Condenados a la evitación social

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Por PAULA CAÑEQUE
Psicológa

El trastorno dismórfico corporal consiste en una preocupación angustiosa por los defectos físicos imaginarios o reales. Dichas preocupaciones están asociadas con baja autoestima, vergüenza, indignidad y miedo al rechazo.

Las personas que padecen el trastorno dismórfico corporal pueden llegar a preocuparse por cualquier elemento de su aspecto físico desde su simetría al tamaño o a una pequeña mancha y en cualquier localización de su cuerpo, cara, abdomen, manos….

El paciente con trastorno dismórfico corporal se envuelve en conductas de comprobación para ver cómo está afectada, mirarse repetitivamente en el espejo o en superficies reflectantes y pensamientos obsesivos de cómo mejorar o reducir su defecto. Asimismo, las personas que padecen el trastorno dismórfico corporal presentan con frecuencia pensamientos autorreferenciales, asumiendo que los demás pueden ver su defecto y que pueden verse envueltas en críticas o en burlas relativas a ello. Las mujeres se preocupan por el pelo, su cuerpo y sobre todo su cara mientras que el hombre se centra en el aspecto y el tamaño de sus genitales.

Suelen abandonar su trabajo y estudios por miedo al rechazo por su fealdad lo que hace que lleve una vida de evitación social y aislamiento.

Es importante entender que la insatisfacción corporal es un importante factor de riesgo para el desarrollo de trastornos alimenticios como puede ser la anorexia o la bulimia.

La principal causa del trastorno dismórfico corporal no está en el físico, sino en la mente de la persona que lo padece. Cerca del 50 por ciento de los pacientes que padecen el trastorno dismórfico corporal reciben un diagnostico adicional de un trastorno delirante.

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