Pablo VI y Romero, camino a la santidad

El papa Francisco confirmó la canonización del italiano Montini y del mártir salvadoreño asesinado durante una misa

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El papa Francisco autorizó ayer la publicación del decreto que confirma la canonización del beato Giovanni Battista Montini, que con el nombre de Pablo VI fue el pontífice 262 de la Iglesia católica desde el 21 de junio de 1963 hasta su muerte el 6 de agosto de 1978 y presidió el renovador Concilio Vaticano II, y de monseñor Óscar Arnulfo Romero, que fue nominado Arzobispo de San Salvador por Pablo VI en 1977.

Jorge Bergoglio dio el visto bueno para que la Congregación para las Causas de los Santos publicara la aprobación del segundo milagro atribuido al papa Montini y se allanara su camino a la santidad.

Según fuentes del Vaticano, la fecha de la canonización se definirá a mediados de mayo y podría hacerse durante la realización del Sínodo dedicado a los jóvenes que tendrá lugar en Roma del 3 al 28 de octubre.

El domingo 21 es la fecha con mayores posibilidades, según informantes del Vaticano.

Montini se convertirá así en el tercer pontífice canonizado por Jorge Bergoglio, que ya elevó a los altares el 27 de abril de 2014 a Juan XXIII y a Juan Pablo II.

Uno de los más reconocidos biógrafos de Montini, el historiador de la comunidad católica San Egidio Gianni La Bella, planteó que “el pontificado de Pablo VI fue determinante para la Iglesia contemporánea, porque tuvo una contribución decisiva al profundo proceso de renovación metodológico y de contenidos de la doctrina de la Iglesia de la época del Concilio Vaticano II.

“Durante toda su vida, Pablo VI buscó reconciliar la escisión entre fe y cultura, estableciendo un diálogo con la modernidad”, planteó La Bella, autor de la obra “El humanismo de Pablo VI”.

Romero, en tanto, desde siempre santo para los salvadoreños, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un comando de ultraderecha mientras oficiaba misa en la capilla del hospital de cáncer Divina Providencia de San Salvador.

El arzobispo, nacido en el seno de una familia humilde en Ciudad Barrios el 15 de agosto de 1917, siempre destacó por su defensa de los pobres y por su denuncia de los abusos de los Derechos Humanos en los años previos a la guerra civil de El Salvador (1980-1992).

Implacable luchador por los más desfavorecidos, Romero sabía que lo asesinarían, según narran personas que lo acompañaron en su lucha, y así lo hacía saber a sus fieles seguidores, aquellos por los que dio la vida.

“Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño”, “que mi sangre sea la semilla de libertad y la señal de la esperanza”, “les ordeno en nombre de Dios: ¡cese la represión!”, son algunas de las frases más recordadas del mártir salvadoreño.

El milagro aprobado para el “papa Montini” tiene que ver con Amanda, una niña que se encontraba en el viente de su madre a punto de morir y se salvó luego del rezo materno en el santuario dedicado a Pablo VI en las Gracias, en la ciudad italiana de Brescia.

 

 

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