San Carlos no pudo forzar el desempate y descendió a la C
Edición Impresa | 29 de Abril de 2018 | 06:37

La hazaña de forzar a un desempate no pudo ser posible. Y los sueños de pelear por mantener la categoría se desmoronaron por completo. Villa San Carlos, que necesitaba ganarle a Almirante Brown para soñar con un nuevo partido final por la permanencia, terminó cayendo por 2-1, en Isidro Casanova, decretándose así el descenso a la Primera C, categoría que volverá a incursionar después de una década.
En estos momentos, no hay consuelo para calmar semejante bronca e impotencia por la pérdida de la categoría. Después de varias campañas muy malas, que no estuvieron a la altura de las circunstancias, conspiraron con este futuro futbolístico, el peor de todos desde que consiguió los históricos ascensos a la B Metropolitana (2008/09) y a la B Nacional (2013), algo impensado para el pueblo “villero”.
A pocos días de haber cumplido 93 años de vida, San Carlos atraviesa por estas horas por su peor momento deportivo. Impensado y tal vez ilógico.
Pero el maldito promedio lo acosó durante cuatro largas temporadas, y ayer terminó por sentenciar su suerte en Isidro Casanova ante un Almirante Brown que lo derrotó por 2-1 y que lo despojó de la posibilidad de jugar un “desempate” para evitar el descenso.
Rostros de desazón, lágrimas y la impotencia contenida por no haber podido revertir la situación, fueron el fiel testigo de un vestuario aturdido y devastado por la realidad. A nadie le gusta descender, porque se pierde identidad y prestigio, pero a veces, es bueno aprender de los errores. No es momento de buscar a los responsables de este descenso, pero que los hay, los hay.
ANTES, HUBO UN PARTIDO DE FÚTBOL
Los jugadores de San Carlos llegaron a Isidro Casanova con las ilusiones intactas. Y confiados en poder alcanzar la victoria y forzar a un desempate.
No arrancó bien el equipo dirigido por Jorge Vivaldo, porque a los 9, Rodrigo Alonso hizo estremecer a todo el estadio.
Sin embargo, el Celeste no se amedrentó. Todo lo contrario. Mantuvo su postura, no se desesperó, y de a poco, le fue tomando el gustito al partido con el trabajo de Nahuel Fernándes Silva y de Wilson Gómez.
La Villa se dio cuenta de que lo podía empatar. Y tal vez ganarlo. Empezó a generar situaciones muy claras, como aquel bombazo de Fernándes Silva en el travesaño, hasta que a los 33, el ex jugador de Gimnasia puso las cosas en su lugar.
San Carlos hizo un buen primer tiempo. Fue dinámico con la pelota en los pies y punzante cuando pisó el área de enfrente. Y tras el empate, pudo marcar un gol más, pero la fortuna no estaba de su lado.
EL GOLPE A LA ILUSIÓN
En la segunda mitad, San Carlos salió decidido a jugarse el todo por el todo. Vivaldo movió el banco con el ingreso del Flaco Turienzo, pero le faltó precisión en los metros finales.
Almirante, que también cometió errores conceptuales (estuvo impreciso con la pelota), trató siempre de jugar lejos de su arco y de aprovechar algún descuido de la visita para sacar provecho.
Y fue así que a los 21, el Gurí García se escapó por derecha, mandó centro al corazón del área para que Colombini definiera ante el cierre del defensor. Para la Fragata, fue el gol de la salvación. Para el Celeste, el de la condena.
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