“Los sindicatos son mejores en Europa; hay que nivelarlos en América Latina”

El histórico líder del movimiento Solidaridad y ex presidente de Polonia habló con EL DIA, en Uruguay, del mundo actual

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MONTEVIDEO

Por MARIANO SPEZZAPRIA

Tiene 74 años y estuvo todo el día de un lado para el otro, entre disertaciones y reuniones con gobernantes y dirigentes políticos, pero no luce cansado. Todo lo contrario, se lo ve firme y potente en sus convicciones. Habla en su polaco natal con ademanes propios de alguien que siente pasión por lo que dice. Y transmite ideas que respalda en su historia política y personal.

Lech Walesa aparece en el tradicional hotel Radisson de Montevideo junto a una traductora y a los custodios que tienen, alrededor del mundo, aquellos que fueron galardonados con el Premio Nobel de la Paz. En su caso, lo obtuvo en 1983, tras haber encabezado el sindicato Solidaridad, que se convirtió en la punta de lanza para el desmoronamiento del régimen comunista pro-soviético.

En la entrevista que concedió a EL DIA, Walesa se refirió a las distintas formas de la esclavitud actual, al rol de los sindicatos en el desarrollo de los países y se manifestó como un férreo defensor de la globalización y de la apertura económica. De hecho, puso en práctica esa política cuando fue presidente de Polonia (1990-5). Y le dio un nuevo sentido al movimiento “solidaridad”.

Ferviente católico y obrero electricista, iniciado en el Astillero Lenin polaco en los años ´60, Walesa afirmó que el mundo está en plena “transición entre dos épocas”, una que terminó con la caída del comunismo y la que viene, en la que se necesita redefinir las reglas de juego de la economía a escala global. “La gente no quiere al capitalismo que tenemos en la actualidad”, advirtió.

EL DIA: Usted defiende la globalización como un camino para el desarrollo mundial, pero ahora hay potencias como Estados Unidos que transitan un proceso contrario. ¿Qué piensa al respecto?

Walesa: Los Estados Unidos se oponen porque tienen una experiencia distinta. Las superpotencias insistirán en lo suyo pero los vamos a forzar a que coincidan con nosotros. Por ahora, tratemos de unificar continentes, abrir fronteras, introducir leyes y responsabilidades. El desempleo perjudica a todo el mundo, tenemos que encontrarle trabajo a cada uno. Tienen que ganar dinero para comprar productos y pagar impuestos. La situación de hoy resulta de la antigua época.

¿A qué se refiere con “antigua época”?

A que se terminó una época de divisiones, en la que fuimos protagonistas con Solidaridad, y vimos en el horizonte la globalización. Pero ésta no tiene herramientas. Estamos en una transición entre dos épocas, que será bastante corte. Este es un período de palabra, de verbo, que luego se hará cuerpo. Esta es la manera de entender los tiempos de hoy. Europa lo está practicando.

¿Qué piensa del movimiento anti-globalización?

Hay tanta gente que se opone a la globalización, pero ésta no es buena ni mala. Depende de su contenido. Me hacen reír los anti-globalización, que marchan y protestan y luego hablan con el celular, que es el primer símbolo de globalización del mundo. ¡Entonces que se comuniquen con palomas, que no usen más computadoras ni internet! Siempre habrá adversarios en democracia, pero sólo los más razonables vencen.

“Hay tanta gente que se opone a la globalización, pero ésta no es buena ni mala. Depende de su contenido”

 

En nuestra región América Latina y en la Argentina en particular, los sindicatos no son aperturistas sino más bien nacionalistas...

Me parece que los sindicatos son mejores en Europa, hay que nivelar a los suyos en América Latina. Las organizaciones siempre han sido esenciales y seguirán siendo necesitadas. Pero tienen que seguir mejorando a causa de los cambios en el mundo. Suelo hablar de los acuerdos en triángulos: las ONGs y los sindicatos; los propietarios de los recursos de producción; y los gobiernos en todos sus niveles, desde el local hasta el federal.

¿Está conforme con el rumbo del capitalismo?

Tenemos un mundo unipolar que significa desarrollo pero también cosas negativas. Todavía no nos pusimos de acuerdo con las estructuras que hacen falta ahora. Si vamos a estar contentos con libertades solamente o si consideramos que los valores son más preciosos. Tenemos que coincidir con el sistema económico. La gente no quiere el capitalismo que tenemos hoy en día, donde el 10% de la humanidad se queda con el 90% de la riqueza.

¿Entonces cuál sería el camino a seguir?

Hay que identificar cuanto antes las responsabilidades, eso es fundamental. Un capitalista tiene derechos pero también responsabilidades. Nos hace falta solidaridad dentro de las fábricas y las empresas. Iniciar la solidaridad para defender nuestros derechos pero también afectar en solidaridad en los dueños y los gobernantes.

¿Teniendo en cuenta estos resultados, habría modificado en perspectiva su lucha original?

No habría cambiado nada en cuanto a la dirección de nuestro movimiento. Logramos cumplir el plan trazado. El mundo se está dirigiendo en la dirección que anticipamos. Nuestra misión era lograr la libertad de los pueblos de nuestra región. El comunismo se estaba preparando para la guerra nuclear y la desarmamos.

Algunos de los premios Nobel con los que usted compartió esta reunión en Montevideo afirmaron que la democracia sólo se inscribe en un plano de formalidad, pero no de igualdad efectiva de derechos. ¿Coincide?

Es malo que el populista, el demagogo, gane las elecciones. Tenemos que corregir eso, debatirlo. Por eso después de la victoria de Solidaridad dejé esos problemas para el pueblo, la democracia. Si hubiese sido un emperador o un rey, habría sabido cómo seguir gobernando al país, pero... ¡no lo era!.

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