China gravará la soja y otros 105 productos de Estados Unidos

La medida apunta al corazón del intercambio bilateral. Argentina podría beneficiarse por la demanda de la oleaginosa

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WASHINGTON y BEIJING

Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China recrudecieron ayer después que Beijing decidió fijar aranceles a productos centrales en el intercambio bilateral, como la soja, los automóviles y el sector aeronáutico. Las dos mayores economías mundiales anunciaron planes para imponerse recíprocamente aranceles a la importación de 106 artículos por 50.000 millones de dólares, un paso firme en dirección a una guerra comercial de imprevisibles consecuencias, aunque aún no fijaron la fecha en que comenzarán a regir estas restricciones. En el caso de la soja, su precio bajó en un principio en Estados Unidos, pero sobre el cierre recuperó parte de lo perdido.

Según los especialistas, los dos principales productores de soja, esto es Brasil y Argentina, en ese orden, podrían beneficiarse por la decisión de aplicar aranceles del 25 por ciento a la oleaginosa, sin embargo la producción de ambos países no pueden cubrir la demanda china, que de todas maneras necesitará importar desde Estados Unidos, aunque a precios mayores. En una respuesta simétrica a la iniciativa adoptada por Washington, Beijing también puso en marcha un proceso en la Organización Mundial del Comercio (OMC), paso que deja en evidencia la posibilidad de un enfrentamiento generalizado.

“NO TENDRÁN ÉXITO”

“Cualquier intento de poner a China de rodillas con amenazas e intimidaciones nunca tendrá éxito. Tampoco tendrá éxito esta vez”, advirtió ayer el portavoz del ministerio de Exteriores, Geng Shuang. Este visible agravamiento de las tensiones comerciales desató una ola de bajas en las bolsas mundiales, aunque la de Wall Street se recuperó a último momento.

El abordaje de chinos y estadounidenses en la definición de sus barreras tarifarias mostró diferencias visibles. Washington definió su lista inicial de productos chinos que sufrirán alza de aranceles no tendrán grandes consecuencias dado “que no somos terriblemente dependientes de China” y para los cuales se pueden hallar otras fuentes de abastecimiento

De su lado chino va en línea directa al corazón del intercambio comercial bilateral y al núcleo central donde residen los principales votantes de Trump, al proponer arancelar la soja y los automóviles, dos ítems que tienen enorme peso en el comercio entre los dos países. De inmediato, la Asociación Estadounidense de Productores de Soja emitió una amarga nota donde manifestó su “enorme frustración ante la escalada de una guerra comercial con el mayor cliente de la soja de Estados Unidos”. El grupo pidió a “la Casa Blanca a que reconsidere las tarifas que condujeron a esta represalia”. Según la entidad, China compra el 61% de las exportaciones estadounidenses de soja, que equivale a más de 30% de la producción nacional. La gigante automotriz General Motors adoptó un lenguaje más cauteloso y llamó a “los dos países a continuar un diálogo constructivo y buscar políticas comerciales sostenibles”.

Por la mañana Donald Trump afirmó a través de Twitter que “no estamos en guerra comercial” con China, y responsabilizó por esta situación a los mandatarios. La guerra comercial con China “ya la hemos perdido ya fue perdida hace muchos años por tontos e incompetentes que representaron a EE UU.”, apuntó. “Ahora tenemos un déficit comercial de 500.000 millones al año, con robo de propiedad intelectual por otros 300.000 millones. No podemos permitir que eso continúe”, afirmó.

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