Un delito con secuelas de largo alcance

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Para las víctimas de abuso, sufrir ese delito es apenas el primer paso de una serie de secuelas que, según las entidades que se ocupan del tema, pueden hacerse sentir durante años si no se tratan adecuadamente.

Una de esas secuelas afecta a la vida de relación. La víctima de abuso ve traicionada su confianza, ya que generalmente el abusador es un adulto que abusa de ese factor, y a partir de su trauma padece serias dificultades para vincularse con los demás.

Las dificultades para denunciar la situación de abuso, que se potencian en el caso de los varones, hacen que atraviesen esa situación en silencio y soledad, lo que no hace más que potenciar el impacto del abuso.

En algunos casos, las víctimas del abuso desarrollan sintomatología propia de un estrés postraumático.

Entre esos síntomas aparecen el miedo, los problemas para dormir, las pesadillas, la confusión, los sentimientos de culpa, la

vergüenza y la ira junto con la incapacidad de

manejar estas emociones.

Otras posibles secuelas son el desarrollo de una pobre autoestima, la depresión, las fobias, la

ansiedad, los comportamientos auto-agresivos y

autodestructivos.

Si no se tratan adecuadamente, estos síntomas pueden derivar en un estrés post traumático crónico que puede extenderse incluso hasta la vida adulta.

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