El gol calló

La muerte de Hugo Romeo Guerra a los 52 años enlutó a todo Gimnasia. Profunda tristeza por un uruguayo querido fuera de la cancha y adorado adentro. Ídolo con la azul y blanca, dejó una huella imborrable. Un pedazo de la vida de los pibitos que vieron al Lobo campeón Centenario se fue esta madrugada.

¡Camello querido! Que tristeza...¿justo a vos el cuore te viene a decir 'hasta acá'? Si vos eras todo corazón, tipazo afuera de la cancha y adentro de esos jugadores que peleaban cada pelota como en una final del mundo. Porque vos, Hugo Romeo Guerra, transpiraste la camiseta de verdad. Por eso el Bosque te mimaba con ese "Uruguayo, uruguayo" que de este lado del charco es más que un DNI y en Gimnasia certificado de sangre azul, blanca y tripa. Ese "Uruguayo, uruguayo" que escucharás -estoy seguro- el lunes, porque hoy todos te lloramos, porque el triperío jamás olvida a quien lo hizo felíz.
Esta vez -perdonen el pecado de la primera persona- no voy al archivo, a los papelesamarillos ni a las voces rescatadas de un TDK nunca cromo. Me niego. Los recuerdos están ahí. ¡Todo pasó ayer! Tu llegada al Lobo desde Colón de Montevideo, de la mano de ese SEÑOR con mayúsculas llamado Gregorio Pérez. El gol a Estudiantes en el '91, gol prepotente, gol con hambre de ser. El grito sagrado contra Boca por la Liguilla del '92.
Y el más importante de todos, aquel 30 de enero del '94...Que lindo recordarte así...el centro que viene desde la derecha y vos que vas abajo, con todo, de palomita a la historia. Desde tu gol Gimnasia empezó a gritar Campeón. Esa foto, cualquier foto, blanco y negro o color, es igual. Trepado al alambrado, dejando la vidaen ese grito que te dibujaba la boca con una O enorme. Qué lindo recordarte así. Ganador. Felíz. 
Hoy, a las 00.40 la Parca -traicionera como siempre- metió guadaña de atrás. Era roja directa, pero no era la cancha...era la vida. La muerte no acata reglas. Y tu corazón noble nos dejó con uno menos. Y uno de los buenos.
Buen viaje, Hugo querido. En el Bosque de arriba, peleále la 9 a Naón y a Gambier. Si hay un paraíso es ese: un grito de gol con la tercera bandeja que se cae en picada, teñida eternamente de azul y blanco.

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