Episodios que dejan marcas en los edificios, pero, sobre todo, en quienes los ocupan

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Hace una semana, en la Escuela Primaria Nº 41, situada en 520 entre 138 y 139, delincuentes destrozaron una ventana enrejada para ingresar y, pese a que hay un sistema de alarmas, en ningún momento este se activó.

Una vez dentro se robaron una computadora, un proyector, una pantalla, siete pendrive, calculadoras, una pava eléctrica, lupas, útiles escolares y una caja de herramientas. Inmediatamente después, como si lo anterior no fuera suficiente, prendieron fuego el edificio.

Por esa maniobra, cientos de niños del barrio La Granja y alrededores perdieron la jornada de clases debido al hollín que se juntó tras la tarea de los bomberos.

En tanto, el lunes 7 de mayo, tres jóvenes se colaron en el interior de la Escuela Secundaria 82 (4 entre 611 y 612) saltando en un paredón, se dirigieron al primer piso, irrumpieron en un aula de segundo año y golpearon a un chico de 13 años.

En la huída, el director del establecimiento intentó pararlos y en ese forcejeó rodó por las escaleras.

 

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