Hallan restos del Imperio Romano

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En su apogeo, el Imperio Romano cubría una extensión de alrededor de 6,5 millones de kilómetros. Entre sus dominios no se contaba precisamente Groenlandia, pero hasta en esa remota tierra helada se dejó sentir su presencia. Bajo su superficie han aparecido unos inesperados restos de aquella época.

Obviamente no hablamos de armaduras de centurión ni de puntas de pilum. La huella romana hallada a más de 500 metros bajo el hielo es mucho más sutil, pero también tiene un aroma metálico. Se trata de contaminación atmosférica producida por los hornos de fundición.

Un equipo internacional de investigadores ha analizado la composición del hielo extraído del subsuelo de Groenlandia por el proyecto North Greenland Ice Core Project (NGRIP). El hielo de las regiones polares funciona como un autentico calendario meteorológico que registra eventos atmosféricos con una precisión impresionante. Cuanto mas abajo se perfora, más antiguos son los registros geológico.

Hace miles de años, los antiguos griegos y romanos ya fundían metales como el plomo, el hierro o la plata. Sus imperios se sustentaron en buena medida sobre esos metales, pero ese desarrollo económico dejó una huella con la que hoy estamos tristemente familiarizados: contaminación del aire.

El viento transportó partículas en suspensión de esos metales miles de kilómetros. En Groenlandia, los residuos se mezclaron con la nieve y se depositaron sobre el terreno, estrato tras estrato, capa tras capa.

A profundidades de entre 159 y 580 metros, los investigadores han podido analizar un período comprendido entre los años 1100 antes de Cristo y 800 de nuestra era. Los análisis del hielo fundido han revelado que la industria de los metales de aquella época era mucho más activa y extensa de lo que se creía.

 

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