Un uribista con rostro humano frente a un izquierdista
Edición Impresa | 28 de Mayo de 2018 | 02:26

Gonzalo Domínguez Loeda
Agencia EFE
El resultado de las elecciones de ayer deja un resultado no por esperado menos sorprendente. El candidato uribista, Iván Duque, y el izquierdista Gustavo Petro disputarán en segunda vuelta la Presidencia de Colombia el próximo 17 de junio en una jornada electoral tranquila en la que la abstención se redujo drásticamente por la falta de acciones de la guerrilla.
Duque, del Centro Democrático, dio un golpe al obtener 7.558.382 votos, lo que supone el 39,13 % del total y duplica así el techo logrado por Óscar Iván Zuluaga, que en 2014 fue el aspirante del partido fundado por el ex presidente Álvaro Uribe.
De este modo, Duque consolida la imagen que había adquirido entre la sociedad de rostro amable del uribismo y consigue cautivar no solo a los simpatizantes del ex presidente, sino también a quienes tenían reticencias con el hombre que rigió los destinos de Colombia entre 2002 y 2010.
En 23 de los 32 departamentos de Colombia venció Duque, que solo fue derrotado por Petro en nueve regiones, mientras que en Bogotá, el principal colegio electoral del país, se impuso Sergio Fajardo, de la Coalición Colombia
Por su parte, Petro, del movimiento Colombia Humana, consiguió 4.846.088 sufragios, lo que supone el 25,09 % del total. Petro, ex alcalde de Bogotá, venció en los departamentos del Vaupés, Putumayo, Nariño, Cauca, Chocó, Córdoba, Sucre, Atlántico y La Guajira, si bien perdió en la capital , uno de sus bastiones.
El político, antiguo guerrillero del Movimiento 19 de abril (M-19), consigue un hito al convertirse en el primero claramente de izquierdas en acceder a la segunda vuelta, donde tendrá el reto de atraer los votos suficientes para poder remontar a Duque y ser el presidente entre 2018 y 2022. Hasta la fecha, el mejor resultado de un candidato izquierdista lo había conseguido Carlos Gaviria, fallecido líder del Polo Democrático Alternativo (PDA), que en 2006 obtuvo 2,6 millones de votos. Además, consigue dar un salto importante con respecto a la votación que obtuvo la izquierda en 2014, cuando Clara López consiguió algo menos de dos millones. La buena noticia para la democracia fue el incremento de la participación, ya que en 2014 la abstención rozó el 60 % y este año ha sido del 46,98 %.
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