Ya lo dijo Alsogaray: “Winter is coming”

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“Esta película ya la v i”, dice molesto el vecino que camina por calle 7, mientras una muchedumbre hace fila frente a una agencia de cambio para hacerse de algunos dólares para poner a salvo, en líneas generales, magro ahorros.

Fue el jueves poco después del mediodía, donde ni la velocidad infinita del WhatsApp, Instagram y Facebook alcanzaba para seguir al instante la evolución (siempre en subida) de los billetes que homenajean a George Washington.

Y el escriba, manso testigo de todos los desaguisados económicos de esta bendita tierra desde el “Rodrigazo” a esta parte, (casi milagroso que uno haya sobrevivido, no?) quiere, al menos, mantener la esperanza de que en más de medio siglo de la historia reciente. “algo” se haya aprendido y que esta vez y apenas un instante antes del temido “The End” de esa película tantas veces vista, aparezca el muchachito para, sin siquiera despeinarse, poner a salvo a la heroína (que en líneas generales tenía que ser rubia, de ojos celeste) que a punto estaba de caer en las fauces del lobo.

Ya sabemos que en la magia de Hollywood, todo es posible. No estaríamos tan seguros, en cambio, de la pericia de los protagonistas autóctonos para producir esos mágicos efectos especiales. Pero confianza no nos falta, que queda claro.

Ejemplos de resistencia (resilencia, habría que decir en realidad) sobran. Los abuelos cuentan que ellos lo escucharon a don Álvaro Alsogaray pronunciar aquella frase premonitoria: “Hay que pasar el invierno”. Lo que nunca terminamos de ver, en todo caso, es que la temporada invernal resultó más larga que las que soporta John Snow en la multipremiada “Games of Thrones”. “Winter is coming”, dice el pibe de la serie en HBO. Chocolate por la noticia, podríamos responderle desde este extremo Sur del continente. A nosotros, acaba de agarrarnos en ojotas y en bermudas en medio de este rarísimo otoño con calor de verano y más húmedo y lluvioso que Londres en su peor momento.

Pero contra todos los pronósticos, a no perder la fe. En los momentos de crisis siempre hay que mantener la mente fría y los sentidos en alerta.

Y si las fuerzas flaquean, no se olvide nunca que hace apenas un par de añitos estuvimos “ahí” de tenerlo al Gran Bigote de Quilmes sentado en el sillón del gobernador.

Es cierto que lo más lindo que tiene esto es lo feo que se está poniendo, pero recuerde a su vez, aquella máxima de nuestros abuelos: “Dios aprieta, pero no ahorca”. Y ya sabemos que Dios es argentino. Al menos, hasta ayer.

 

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