“Crimen en el Cairo” Intenso relato sobre la corrupción policial y la complicidad política

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ALEJANDRO CASTAÑEDA
afcastab@gmail.com

Crimen en el Cairo, guión y dirección de Tarik Saleh.- Buen policial. Filoso, intenso, creíble. Estamos en el final del reinado Mubarak, es decir al borde de la Primavera Arabe. El dato vale, porque en ese final amargo y desconsolado el policía le encontrará un desenlace a su vida tumultuosa, triste y callejera. El policía se llama Noredin, (un personaje tan fenomenal como el actor que lo interpreta) y es un detective corrupto en medio de una corrupción generalizada. Es viudo, es frío, se droga, vive solo. Su único plan es hacerse rico. Hasta que un día es enviado al Hilton allí donde apareció asesinada una hermosa muchacha. El crimen roza a un hombre poderoso. Y no es fácil investigar a los que mandan. Sin pretender volverse santo, su vida vacía empezará a buscar otra primavera, tan cambiante como la que se asoma desde las ventanas.

La historia desnuda por supuesto la corruptela general, el gran tema de estos días. Los enjuagues, los entramados, las complicidades. Personajes oscuros en calles oscuras. Hay acción, hay buen ritmo, hay una imagen expresiva y muy cuidada. Un film para disfrutar. Con trazos bien macados y un guión que no se pierde en buscar sorpresas. Todos son lo que parecen. Y todo está a la vista El final, justiciero y demoledor, enseña que no es negocio transformarse en bueno cuando alrededor andan tantos malos.

(****MUY BUENA)

ATENDIDO POR EL DIABLO

Los oportunistas, de Paolo Genovese.- El autor de la interesante “Perfectos desconocidos” vuelve a desandar los sinuosos caminos de la moralidad de estos días. Y lo hace de la mano de un diablito moderno, que atiende a los desesperados en un bar de la ciudad. El hombre recibe y escucha los deseos de una decena de seres desbordados. Le piden que lo que tanto ansían se hagan realidad. Y claro, siguiendo las huellas de Fausto, el diablo les hace caso, pero deberán pagar un alto precio. Es que cuesta hacerse cargo de los deseos. Como el diablo no está para hacerla fácil, los pedigüeños tendrán que convertirse en asesinos, infieles o ladrones. Genovese nos dice que, con tal de lograr lo que tanto ambiciona, el ser humano es capaz de cualquier cosa. El film tiene una estructura teatral y las palabras valen más que la acción. Los personajes son interesantes, pero al promediar el film el artificio parece un poco agotado. Casi todos logran lo que buscan, hasta el diablo se muestra satisfecho. En esa búsqueda algunos descubren cosas que no sabían que necesitaban. El deseo bien arraigado te obliga a transitar raros caminos. El desfile muestra las inagotables zonas oscuras de una clientela que tiene que deberá resignarse ante el diablo que anda por afuera para saber qué hacer con los demonios que lleva adentro. (***BUENA)

 

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