Tiempo de cábalas, esas costumbres argentinas

Jugadores y directores técnicos tienen las suyas, pero sin dudas Carlos Bilardo es el “abanderado”

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Por ADRIÁN D'AMELIO
adamelio@eldia.com

El mundo está lleno de supersticiones, mitos y cábalas como no pasar debajo de una escalera, que no se cruce un gato negro, tirar la sal o pasarla de mano a mano, usar el número trece, romper un espejo y otros más.

Por supuesto el fútbol no escapa de estos pensamientos y hay jugadores y entrenadores que llegan al extremo en estas creencias, algunos usan la misma ropa sin lavarla, repiten colores, llevan imágenes debajo de las camisetas de los equipos, realizan festejos curiosos, usan siempre el mismo sitio en el vestuario, etc. En lo que se refiere a nuestro fútbol es una “práctica” habitual que se han transformado en “costumbre”.

Claro que si hay alguien que es el “abanderado” en el tema de las cábalas ese se llama Carlos Salvador Bilardo, el número uno lejos. Pero hay otros personajes del fútbol que no se quedan atrás del Narigón, el técnico campeón del mundo con el seleccionado argentino en México 1986.

Oscar Ruggeri, uno de los puntales de aquel equipo que levantó la Copa del Mundo en el Estadio Azteca, cuenta una de las más particulares demandas de Bilardo durante la estadía del plantel en México. “Era un quilombo. No podíamos tocar las valijas, teníamos que armarlas. El día que llegamos dijo Bilardo: ‘No se tocan las valijas eh, saquen la ropa y la valija no se toca más, no se abre ni se cierra’. Y termina el partido y nos decía ‘dale, métanle con la ropa que nos tenemos que ir, que nos vamos para Argentina ya’. Y teníamos todo un desastre. ‘El que arma la valija es porque se quiere ir antes’ decía el entrenador”, recuerda el defensor.

En el Mundial ‘86, rumbo al estadio, era “obligatorio” escuchar tres temas musicales

 

En cambio, Ricardo Giusti era el encargado de dejar un caramelo en el centro de la cancha durante todos los partidos. “Eso no era nada: tomábamos mate siempre a la misma hora, en el ómnibus íbamos en los mismos asientos…”, cuenta el Gringo. “Hoy me resulta increíble que hiciéramos todo eso pensando que así íbamos a ganar un partido o un campeonato. El cuerpo técnico estaba tan compenetrado con las cábalas que no había ninguna posibilidad de romperlas u olvidarnos de alguna de las miles que teníamos”, detalló el ex mediocampista de Independiente.

Bilardo los días previos a cada partido llamaba a su esposa Gloria siempre a las 5 de la tarde en punto. Carlos Tapia se afeitaba los días del partido aunque no tuviese barba. El técnico le pedía prestado el dentífrico a José Luis Brown, aunque tuviese uno en su cuarto. El Tata contó otra cábala que lo incluía: debía atender un teléfono público en el vestuario antes de que comenzara cada partido. Pasó en el debut ante Corea del del Sur de casualidad y luego se repitió hasta la final: “decía ‘hola’ y del otro lado nunca nadie me respondía, así que yo ahí decía ‘ah bueno, andá a la puta que te parió’ y cortaba”.

Jorge Valdano reconoció que en el micro tenían que escuchar tres canciones completas: “Total eclipse of the heart” de Bonnie Tyler, “Eye of the Tiger” de Survivor (Rocky III) y “Gigante chiquito” de Sergio Denis, que debía terminar en el mismo momento en el que el colectivo paraba en la puerta del estadio. En la final contra Alemania, el operativo policial fue tan efectivo que el traslado hacia el Estadio Azteca no iba a durar lo suficiente para que se cumpliera el rito: por expreso pedido del plantel, el chofer transitó las ultimas cuadras a paso lento, a pesar de las quejas de los oficiales que escoltaban el ómnibus.

Por otra parte, el periodista Andrés Burgo reveló un detalle insólito sucedido en el Mundial de Italia ‘90 y desconocido por la gran mayoría de los futboleros del país hasta el día de hoy. Luego del debut con derrota ante Camerún, el Narigón decidió sacar las tres tiras del pantalón de la firma Adidas, para que la vestimenta fuese similar a la Copa del Mundo de México, donde la suerte y el destino estuvo del lado del equipo donde brilló Diego Maradona.

Según Bilardo eran considerarlos portadores de “energía negativa”. La regla “bilardista” indicaba que, si Argentina había ganado el Mundial ‘86 con pantalones negros lisos y había perdido contra Camerún con las tiras al costado, no debería volver a jugar con la vestimenta perdedora. Y por supuesto lo hizo, o lo mandó a hacer, a escondidas.

Los “cuernitos” de Mostaza Merlo, el saco del Bambino y la orina del Vasco Goycochea

 

En el medio, hubo un conflicto con la marca Adidas, que se quejó. Ante Brasil y en la final frente a Alemania, Argentina volvió a usar pantalones blancos. Sin embargo, ante Yugoslavia e Italia, la selección vistió pantalones negros… lisos, sin las tres tiras.

Otra del Mundial ’90. Sergio Goycochea fue una pieza determinante para que Argentina avance en el certamen con sus atajadas en las definiciones de los penales. El Vasco cuenta que “antes de los penales contra Yugoslavia hice ‘pis’ dentro del campo porque no podía abandonarlo. Hacía mucho calor, tomé mucho líquido. Después lo dejé como cábala para todas las definiciones desde los doce pasos”.

“Jugué cinco definiciones con Argentina en penales y no perdimos ninguna; contra Dinamarca, así como Colombia y Brasil en la Copa América”, remarcó Goyco.

Otro entrenador que acude a las cábalas antes de cada desafío es Carlos Reinado Merlo y los “cuernitos” fueron sus “socios” cuando Racing se consagró campeón en el Apertura 2001 luego de 35 años de sequía. El Bambino Veira también es cabulero. No importaba si hacía calor o frío, si llovía o salía el sol siempre llevaba puesto el infaltable saco marrón que lo “ayudó” a conquistar el Clausura del ‘95 al mando de San Lorenzo. El talco del Panadero Díaz sobre el hombro del Coco Basile y así miles más.

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