Jeites: “La música te desconecta del afuera y te conecta con los sentimientos”
Edición Impresa | 6 de Junio de 2018 | 04:57

Jeites, la banda de “música positiva”, proveniente de Mar del Plata y Necochea pero formada en nuestra ciudad, está lista para volver a los escenarios locales, de la mano de un nuevo show que ofrecerán este viernes, desde las 21 en Sala Ópera, 58 entre 10 y 11, en el que propondrán una liberación energética, a partir de la música.
Conformado por primos y hermanos (Victoria Varela, Joaquín Varela, Tomás Halbach, Francisco Halbach, Josefina Halbach y Juan Francisco De Paula), el conjunto, nacido en 2006, mezcla influencias del folk, el country, el reggae y, por supuesto, las melodías del pop y el espíritu del rock, por lo que han sido catalogados como una banda de “fogón rock, country argentino o beatle sudaca”.
A más de una década de sus inicios, “vemos a esos chicos principiantes como recuerdos de comienzos muy felices, que son los frutos que cultivamos hoy, aprendiendo de un montón de errores y de aciertos, y de cómo encaramos ciertas cuestiones en este camino de la música”, manifestó Joaquín Varela, consultado por sus orígenes.
En diálogo con EL DÍA, el joven cantautor anticipó que el recital en La Plata estará inundado por el concepto “Moksha”, algo en lo que vienen trabajando desde principios de año, “planteando una propuesta diferente, combinando canciones de ayer y de hoy, con una puesta vestuario, escenografía e iluminación nuevas” con la que la banda busca, quizás, liberarse de lo anterior, persiguiendo nuevos horizontes.
“Moksha, que significa liberación, tiene que ver con una propuesta que nos hicimos a nosotros mismos, hacia adentro, como grupo, de poder liberar cosas que necesitábamos hacer, y que las estamos trasladando a los escenarios”, contó Joaquín.
BUSCANDO UN CAMINO
En este sentido, explicó que la banda, que lleva editados cinco discos desde el debutante “Disco Azul” (2010), se encuentra “buscando su maduración”, mezclando el material que han desarrollado a lo largo de todos estos años con “cosas nuevas que van pasando permanentemente” y que los desafían a “hilar esas canciones de siempre con esas nuevas”, pensando en cuál es la mejor forma de vestirlas, “esas músicas que todavía no estamos tocando”, pero que en su búsqueda, a través de los ensayos, “empieza a fluir” naturalmente, “lo que todavía no está creado, lo que está buscando su forma”.
Con su trilogía, Jeites “quería contar en canciones la aventura de la vida”, en tres discos que podrían definirse como el nacimiento (“Desde la tierra”, 2014), el transitar (“Ciudadano del mundo”, 2016) y la maduración (“Mi sol mayor”, 2017), y ahora, despojados de esa necesidad discográfica, el combo se empeña en buscar la mejor forma de contar “el sentimiento que nos embarga ahora, todas esas canciones que mejor nos definen, elegirlas, cantarlas, y estar abierto a lo que viene”.
Joaquín, además de la voz cantante es “el que escribe”, aunque cuenta que su catarsis hecha letra la terminan de pulir entre todos, en un proceso colectivo que disfrutan de hacerlo de ese modo. “Cada uno dentro de la banda tenemos experiencias, que tratamos de transmitir de diferentes formas”, revela.
Dice que la composición es una actitud de coraje, de “atreverse a escribir lo que uno siente y a compartirlo para que el otro se identifique con uno, para lograr esa hermandad con el prójimo”. Y que a la hora de componer y entregar una canción, “sentís que ya no te pertenece, es una canción de todos, que es aceptada, y que se canta, que habla quizás de cosas personales pero que es referencial”.
La búsqueda compositiva, en este sentido, “está en la sinceridad, en escribir lo que sea que te movilice, te divierta o te afecte, positiva o negativamente, y después cantar es como liberar eso que necesita ser expresado”, remarca.
LA IMPORTANCIA DEL VIVO
Elogiados sobre todo por los vivos, en donde aparecen incipientes cumbias, colores, maquillajes, candombe, baile y mucha vibración, Joaquín dice que confía “mucho en el mensaje y en la combinación energética que se dan en los shows “ porque, sostiene, “como es algo que habla de sentimientos, todo eso se refuerza y lo hace real: no estamos actuando nada, estamos siendo nosotros, transformados, ahí. Y eso, sumado a la energía propia del vivo, y a la entrega del público, generada toda esa explosión de energía”.
En momentos de crisis, la música es terapéutica, indica el cantante, quien entiende que “la música te desconecta del el afuera, y te conecta con los sentimientos. Es de lo más importante para poder transmitir esas vibraciones que llegan a todo el cuerpo”.
Es también “un acto político”, dice el vocalista, porque es “política buscar el bienestar de la gente, del pueblo. La música es un movimiento y está siempre para adherir a las causas en sí mismas”.
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