Brasil 1958: el bautismo de oro para un ignoto Pelé y para el ángel de las piernas torcidas

Con los ruidos del maracanazo aún resonando en el país, de la mano de Pelé, Brasil alzaba su primer trofeo mundial

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Se hace difícil, para los contemporáneos, pensar en una selección carioca sin títulos internacionales. Sin embargo, el mundial de Suecia 1958 fue la génesis para un Brasil que, desde el surgimiento de Edson Arantes do Nascimento y Manuel Francisco dos Santos, más conocidos como Pelé y Garrincha, obtuvo los logros que hoy día se le conocen y admiran. Estética, funcionamiento y efectividad, para un primer campeón brasileño que serviría de piedra fundacional para los demás.

Del seleccionado que se consagró campeón en Suecia, se dice que era tan fascinante, que volvía hinchas a sus más acérrimos rivales.

PELDAÑO A PELDAÑO, EL CAMINO HACIA LA GLORIA MUNDIALISTA

Brasil compartió el grupo 4 en aquella ocasión, con Inglaterra, Austria y la Unión Soviética.

Salir airoso de aquella fase resultó sencillo para el equipo comandado desde la dirección técnica por Vicente Ítalo Feola. Su selección comenzó el camino mundialista derrotando a Austria por 3 a 0 el 8 de junio de 1958. Luego llegó el turno del empate en cero ante Inglaterra tres días después; y en la última fecha superó a la también clasificada Unión Soviética por 2 a 0, con dos goles de Vavá.

Sin derrotas en su haber, Brasil avanzaba hacia los cuartos de final para encontrarse en su camino con Gales.

BAUTISMO DE GOL

El 19 de junio de ese año, Pelé comienza a escribir su particular historia con el gol. A los 21 minutos del segundo tiempo, y luego de un remate de Garrincha que se estrelló en el travesaño de Jack Kelsey, el 10 bajaría la pelota de pecho, ensayaría uno de sus característicos “sombreritos” y colocaría la pelota sobre el palo derecho de un vencido arquero del Arsenal inglés.

Una vez dejado atrás el escollo europeo en cuartos, llegaba el turno de Francia, por un boleto en la final.

PRIMER HAT TRICK

En una de las semifinales de aquel Suecia 1958, Pelé volvería a demostrar que su mote de “promesa” quedaría atrás luego de la cita ecuménica. Aquel 24 de junio, O Rei se despachó con tres goles, para sellar así la victoria carioca y el primer hat trick en su haber. Brasil dominó ala poderosa Francia de Just Fontaine y liquidó el encuentro con un claro 5 a 2.

Ya en la final ante el anfitrión, la escalada de Pelé por convertirse en el mejor jugador del mundo, continuaría en ascenso.

El scratch comenzaría perdiendo esa final. Liedholm abriría el marcador para generar el delirio de los más de 51.000 espectadores. Sin embargo, Vavá y Pelé (dos goles cada uno), torcerían la historia para que Brasil lograra su primer campeonato del mundo, piedra que resultaría fundacional para todo lo que luego conseguiría la selección comandada por O Rei.

 

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