En la Catedral, el milenario arte de los vitrales demostró que sigue más vigente que nunca
Edición Impresa | 1 de Julio de 2018 | 03:54

Los secretos para acceder al eterno encanto del vidrio se relevaron en la Ciudad durante dos jornadas que tuvieron como escenario la Catedral platense, donde destacados vitralistas argentinos contaron su experiencia sobre las técnicas utilizadas para la realización y restauración de vitrales tradicionales o modernos. En un nutrido marco, que incluso contó con la presencia de artistas de América Latina, las jornadas “El arte del vitral” marcaron el interés por una técnica milenaria que continúa vigente.
El encuentro fue organizado por la Fundación Catedral y, entre el viernes y ayer, expusieron Alejandro Badillos, Martín La Spina y Marcelo Moviglia como referentes de la Ciudad y del templo Mayor; también contaron su experiencia Félix Bunge, Guillermo Patiño, Sebastián Heguiabehere y Carlos Herzberg de la ciudad de Buenos Aires y Juan Ramón González de Rosario.
Desde la Fundación Catedral, que preside Miriam Moralejo Ibáñez, se indicó que las jornadas fueron realmente enriquecedoras por la participación de vitralistas y por el nivel de excelencia de la información que se difundió.
El viernes el licenciado Daniel Sánchez habló sobre “la Historia del Vitral”, para eso realizó un repaso desde la Edad Media hasta el siglo XXI.
Se cree que durante los siglos XII al XV la vidriera fue la principal manifestación medieval, vinculada a la arquitectura gótica, que en su aspiración a una ligereza ultraterrena sustituyó el muro de piedra por “un muro de luz”.
La vidriera fue una de las creaciones artísticas más utilizadas para transmitir valores trascendentes, significados espirituales y simbólicos. Los historiadores del arte interpretan que con frecuencia el vidrio fue la metáfora empleada para la contraposición entre el espíritu y la materia, lo fugaz y lo estable, la luz y la opacidad; también como imagen de lo etéreo y lo inaprensible.
Mas tarde se ofreció una videoconferencia de la vitralista platense Sofía Villamarín que trabaja en Alemania y contó su experiencia en el taller de vitrales “Mayer´schen Hofkunstanstalt, que desde el año 1847 es referente y uno de los más importantes del mundo. La artista cursó parte de su formación en el taller de vitrales de la Fundación Catedral y desde Munich dio detalles de su forma de trabajo y mostró las obras que allí se realizan.
“Entre otros trabajos en los que participé, se estudiaron los vidrios de Canterbury - Inglaterra- que tenían un brillo especial y una tecnología de producción del vidrio determinada, pero cuando quisimos reproducirlos nos encontramos con la resistencia de los fabricantes a hacer algo que consideraban imperfecto; hay que considerar que los vidrios medievales presentan impurezas, burbujas, cuestiones hoy superadas”, dijo la artista.
Villamarín, que también trabajó en talleres de Barcelona, contó que la firma Mayer de 170 años, llegó a tener 500 empleados y hoy cuenta con un plantel de 45. Ella participa de la restauración de un vitral de 58 paños que pertenece al Palacio de Justicia de Chile.
Además de la intervención en antiguas catedrales se trabaja en vitrales contemporáneos que decoran aeropuertos y salas de conferencias.
El encuentro también permitió un recorrido por la exposición de vitrales del Museo Eclesiástico con obras confeccionadas por los disertantes.
Además se hicieron recorridos por la Catedral, con la compañía de especialistas, se visitó el taller de vitrales, el Rosetón y las vidrieras alemanas, francesas y nacionales.
Como se sabe, la catedral cuenta con 44 vitrales que son valiosas piezas artísticas. Esas artísticas figuras en vidrio son apenas la mitad de las que debería haber si se completara el resto de los ventanales del edificio religioso.
La palabra francesa vitraux significa “vidriera de colores” y es la expresión artística de una imagen pintada que cierra una abertura con un conjunto de láminas de vidrio, coloreado o no, y unidas entre sí a manera de mosaico. Se cree que el vitral invita al creyente a un estado de gracia que impulsa a la oración; además, propicia al recogimiento en el ámbito de las naves.
Durante la recorrida por el templo se indicó que el hecho de que el 50% de los ventanales permita el ingreso de luz directa, explica la razón por la que el espacio interior dispone de una gran iluminación natural.
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