El “regreso” de Djokovic, un soplo de aire fresco para revalorizar el circuito

El tenista volvió a ganar un torneo después de un año tras la lesión que sufrió la pasada temporada. Retorna al Top 10 del ranking

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A los 31 años, Novak Djokovic no había disputado una final de un torneo del Grand Slam desde 2016, temporada en la que se anotó el Abierto de Australia y Roland Garros, y su último título se remontaba a Eastbourne, el 1 de julio de 2017 también en césped. “No hay mejor sitio en el mundo para volver. Este es un lugar sagrado para el tenis”, dijo wl serbio emocionado al recoger el trofeo.

Djokovic venció al sudafricano Kevin Anderson por 6-2, 6-2 y 7-6 (3) y conquistó su cuarto título en Wimbledon. El serbio remató con un ace un partido en el que a su rival no le dio chances en las dos primeras mangas; aunque en el tercero, el sudafricano desperdició cinco bolas de set que le hubieran permitido alargar la final.

“Estoy muy agradecido a mi equipo y a todos los que me han estado apoyando en estos dos años, que no fueron fáciles”, añadió el serbio, que embolsó 3,30 millones de dólares. Los problemas físicos empezaron el año pasado precisamente en Wimbledon, donde una lesión de codo le obligó a retirarse en cuartos de final y a pasarse el resto de 2017 inactivo.

El ex número uno mundial cayó al 22º del ranking el 21 de mayo de 2018, y la victoria en Londres le devuelve de nuevo a los diez primeros. “Hubo momentos de duda, de frustración, donde te preguntas si quieres seguir”, admitió el serbio.

Con su victoria, Djokovic conquistó su 13º torneo del Grand Slam, siendo el cuarto tenista en este rubro detrás de Federer (20), Nadal (17) y Sampras (14). Además, el serbio es un “jugador afortunado” sobre el césped londinense, donde solo ha perdido una de las cinco finales que ha disputado, la de 2013 ante el británico Andy Murray.

Djokovic le rompió el servicio a Anderson en el primer juego del partido, algo totalmente inesperado dada la fama que precedía al sudafricano, que anotó 49 aces en la maratónica semifinal. El primer ace del sudafricano llegó mucho más tarde que su primera doble falta, y en la primera manga el serbio le rompió dos veces el servicio para anotárselo 6-2.

Entre el cansancio y su altura (2,03 mts, el finalista más alto de la historia de Wimbledon), a Anderson le costaba responder a los golpes bajos de Djokovic, que insistió en este recurso. Poco más necesitaba el serbio, que se anotó la primera manga en media hora con un par de golpes ganadores, un ace y 10 errores no forzados de su rival.

En el segundo set, se repitió la historia: Djokovic rompió el servicio a la primera, restó bien, aunque tampoco era sometido a grandes exigencias. En 40 minutos se anotó la segunda manga también por 6-2, sin noticias todavía del gran servicio (1 ace sólo) de un Anderson que disfrutó de su primera bola de ruptura en el decimosexto juego del partido, aunque no la aprovechó.

Anderson en el tercer set, en el que finalmente empezó a asegurar su servicio, subió a la red y buscó las esquinas, con un balance de 16 golpes ganadores y 7 aces. El sudafricano llegó a disponer de cinco bolas de set, pero el serbio se despabiló y llevó el partido al tie-break, donde no dio opción a su rival.

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