La calle de los sabios

Roberto G. Abrodos

Desde los primeros años de la ciudad de Rocha las calles tuvieron nombre, los platenses las conocemos por sus números, corren paralelas atravesadas por las diagonales que le dan su trazado único, comienza donde casi el río para terminar más allá de Los Hornos.

Calle 60 para todos, bulevar si se quiere, desde los primeros días se le llamó como al “Jardín de la República”, Tucumán, la provincia más pequeña pero no menos hermosa.  Desde 1901 se le llamó Bartolomé Mitre, como consideración al cumplir 80 años de edad el que fuera presidente de nuestra nación.

Hacia el año 1900 la nueva capital tenía pocos vecinos por la zona pero algunos eran muy destacados. Desde 60 esquina 11 N° 793 donde tenía una librería a la que llamó "Rivadavia", Florentino Ameghino dejaba a su esposa Leontina y partía diariamente hacia sus múltiples labores. Era un autodidacta sobresaliente, desde muy chico se había entregado a la búsqueda y recolección de restos fósiles y, bien pronto, su colección particular y su ciencia fueron en aumento.

Otro residente de los instalados en la zona, más precisamente en la calle 60 entre 8 y 9 donde vivió y murió y formó una numerosa familia, Alejandro Korn, médico, investigador y docente tuvo una importantísima actuación en distintas instituciones: fue vicerrector de la Universidad de La Plata cuando el rector era Dardo Rocha y la dirigió cuando la casa de altos estudios consiguió la nacionalización; tuvo a su cargo durante muchos años el hospital neuropsiquiátrico de Melchor Romero, escribió varios libros entre ellos “La libertad creadora” (1920), Esquema gnoseológico (1924), sólo por mencionar algunos. La actividad política y profesional signó sus años mozos y la cultura física le otorgó fama de diestro esgrimista en el Jockey Club y en el club de Gimnasia y Esgrima La Plata entidad a la que contribuyó a afianzar en los años iniciales como presidente.

Después de vivir en otros domicilios la guía Cristina Espinosa, me confirmó que Juan Vucetich vivió en 60 entre 9 y 10, prestigioso empleado que ingresó en 1888 al Departamento Central de la Policía de la Provincia de Buenos Aires,  trabajando inicialmente como empleado en la Contaduría con el grado de meritorio, un año y medio después fue designado jefe de la Oficina de Estadísticas. Después creó la Oficina de Identificación Antropométrica y posteriormente el Centro de Dactiloscopia del que fue director. Puso por primera vez en práctica un sistema eficaz de identificación de personas por sus huellas dactilares, usado en todo el mundo.

Recordemos hoy, al transitar la calle 60 de nuestra ciudad, los sabios que en ella vivieron como simples vecinos, su investigación y su trabajo los llevo a ser reconocidos mundialmente.

 

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