Aseguran que hay más gente viviendo en la calle y refuerzan asistencia ante el frío

Las crudas historias de los sin techo que soportan las bajas temperaturas de la noche en la Ciudad. Cómo ayudar

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Con una sensación termina que rondó los 2°C, las últimas madrugadas fueron de las mas frías de este invierno y una potencial trampa mortal para muchas personas que están en situación de calle. Por eso desde la fundación Sumando Voluntades se redoblaron los esfuerzos para entregarles termos con infusiones, bolsas de agua caliente y comida. “Hay infinidad de historias detrás de quienes duermen en las calles, entre ellos muchas personas alcohólicas y nuestro temor es que se queden dormidos por la borrachera y el frío los mate, por eso tratamos por todos los medios de convencerlos para que coman algo”, apunta Nancy Maldonado, al frente de la entidad que asiste a las personas en situación de calle.

De acuerdo a censos que se hacen a fuerza de recorrer las calles del casco urbano para entregar viandas, al menos 66 hombres y mujeres pasan la noche amparándose del frío en las entradas de los hospitales, cajeros automáticos, junto al tronco de algún árbol o en cualquier rincón donde los asaltó la noche. Se recorre de calle 527 hasta la avenida 72 y de la avenida 131 a calle 119.

Los únicos sitios a los que por cuestiones de seguridad no entran los voluntarios de Sumando Voluntades son el Parque Saavedra, la Gruta del Bosque y la avenida Circunvalación, puntos en los que ya enfrentaron problemas. Por ejemplo bajo un ombú de la calle 72 viven unos cuatro hombres que, de acuerdo a relatos de la gente del barrio, “siempre están drogados o borrachos”. Se calcula que si sumaran esas personas al listado se estaría aproximadamente en el centenar.

“Ver a tanta gente viviendo en la calle es muy triste, anoche entregamos viandas con canelones de carne y verdura; tostados de queso, pan, mate cocido, facturas, mantas y bolsas de agua caliente, por eso es que necesitamos cada día mas de la ayuda de los platenses”, asegura la titular de la Fundación y agrega que se necesita alimentos secos, verduras, latas de tomate, saquitos de te y mate cocido, sopas instantáneas, termos y bolsas de agua.

La voluntaria asegura que hay mas gente en la calle de la que hubo el año pasado y que no dan a basto con los desayunos.

“Salí un rato por la noche para repartir viandas y el frío me produjo un dolor de cabeza muy fuerte, no quiero ni pensar cómo la pasa esa gente que no tiene nada”, afirma con relación a las personas en situación de calle.

Entre los “sin techo” los voluntarios encontraron dos hombres recostados en las escalinatas del Hospital de Niños, en completo estado de embriaguez y ante el temor de que el frío les causara alguna afección cardíaca, los despertaron y les dieron un termo con bebida caliente.

“Para mi fue la noche mas fría del año, para peor con la lluvia estaba todo mojado, rogaba que no se muriera nadie”, agrega Nancy Maldonado.

De Penélope y Condesas que no llegan

Los voluntarios de Sumando Voluntades están convencidos de que si la sociedad conociera las historias que arrastran quienes por una razón u otra terminan viviendo en la calle y solo con lo puesto, echarían una mirada mas humana sobre la problemática y sin ponerlos a todos en la misma bolsa.

Entre los “invisibles” que vagan por el centro platense está María - 38 -, algunos la ubicarán porque suele estar sentada, rodeada de bolsas, en una de las medianeras del Banco Provincia, la que da a los cajeros de calle 47.

Según se sabe, la mujer llegó desde Entre Ríos en 2009, vino a La Plata porque su novio le había prometido que se casarían, pero llegada la fecha la dejó plantada. De la noche al día le arrebató la ilusión de formar su propia familia, pero dicen quienes le pudieron sacar alguna palabra, que María espera como una Penélope que él se arrepienta y la rescate de ese mundo de trastos viejos embolsados que siempre la rodean.

“María le da de comer a palomas, por momentos mira el cielo y se ríe; se resiste a ir a dormir al parador, casi no acepta ayuda, en un tiempo estuvo desaparecida y nos enteramos que la prostituían en un departamento de 46 entre 4 y 5; entonces hicimos la denuncia en la Comisaría Primera y la dejaron de molestar”, cuenta Nancy Maldonado y destaca que la mujer siempre se ve prolija, a diario se baña en una iglesia del centro y hay comerciantes que le dan comida, frutas y verduras.

La calle también se quedó con José, un licenciado en Historia que cada día espera en la puerta a que abra el parador nocturno de Sumando Voluntades. Cuando lo invitan a pasar en un tono de destacada educación dice: “disculpe, espero a la condesa”.

Recién traspasa el umbral cuando alguien de la fundación le aclara que “hoy la condesa no vendrá”. Al rato se enfrasca en una voraz lectura que sin escalas parece devolverlo a su mundo.

Los voluntarios de la fundación saben que tras cada persona hay una historia y por eso siguen tratando de conseguir comida y abrigo, realizan ferias para reunir fondos como la que hoy se hace en la sede de calle 8 N° 256, entre 37 y 38.

Quienes puedan aportar una ayuda deben dirigirse a calle 6 N 266 entre 37 y 38, de 9 a 21 horas.

 

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