Entre “milagro” y “escándalo” cumple 40 años la primera bebé de probeta, Louise Brown
Edición Impresa | 24 de Julio de 2018 | 03:36

NICOLÁS MALDONADO
nmaldonado@eldia.com
“Mi madre solo quería tener un hijo y hubiera hecho cualquier cosa para lograrlo”, dice Louise Brown, la primera “bebé de probeta” de la historia, quien mañana cumple 40 años de edad. Tan lejos del “milagro de la ciencia” como del “escándalo ético” que representó en su momento su nacimiento, éste fue el punto de partida de técnicas de reproducción que han permitido desde entonces la gestación de unos ocho millones de bebés.
Lesley Brown, la madre de Louise, llevaba años intentando quedar embarazada y estaba muy deprimida por la falta de resultados cuando en el 1977 le recomendaron consultar a dos médicos de Manchester. Se trataba del ginecólogo Patrick Steptoe y el fisiólogo Robert Edwards, quienes venían trabajando en un método experimental que por entonces parecía de ciencia ficción: fertilizar óvulos en laboratorios para luego transferirlos al útero de sus pacientes, una técnica que pasó a la historia como Fertilización In Vitro (FIV). Aunque ambos habían hecho cientos de pruebas con mayor o menor éxito, ninguna había resultado en un embarazo hasta que probaron con aquella mujer.
El secreto con que se realizaron los ensayos no impidió que la prensa se enterara del embarazo de Leslie Brown. Tanto en el seno de la sociedad británica como en el resto del mundo, las reacciones en torno a aquel bebé que estaba por nacer se dividían en forma tajante. Mientras que algunos lo veían como un logro proporcional a la llegada del hombre a la Luna, para otros sectores, mayormente vinculados a la Iglesia Católica, constituía un “acto antinatural” que separaba la procreación del contexto matrimonial.
Decenas de fotógrafos y periodistas cercaron el Hospital General de Oldham cuando a fines de julio de 1978 corrió el rumor de que “la bebé de probeta estaba por nacer”. Tal era la multitud que aguardaba tener noticias del parto que el padre de la niña tuvo que ser escoltado por la policía para poder acceder al hospital.
Louise Joy Brown nació por cesárea con 2,608 kilos y antes de que su madre pudiera tomarla en brazos los médicos la sometieron a decenas de exámenes para confirmar que estaba bien.
La conmoción mundial que produjo el nacimiento de Louise terminó por esfumarse meses más tarde con la llegada de otros bebés. Uno de ellos, el número veinte, fue la propia hermana de Louise, Natalie, quien nació cuatro años después. La era de la reproducción asistida ya estaba en marcha y su demanda por parte de parejas con problemas de fertilidad era tal que parecía imposible de frenar. Por aquel logro, el doctor Edwards recibió el Nobel de Medicina en el año 2010. Para entonces su colega, Patrick Steptoe, había fallecido ya.
Cuarenta años después de aquel hito de la ciencia, Louise Brown vuelve a estar por estos días en el foco de atención de la prensa internacional. Pese a lo excepcional de su llegada al mundo, ha logrado llevar en Bristol la vida de una vecina más. En 2004 se casó con Wesley Mullinder, que trabaja de portero en una discoteca, y hoy es madre de dos hijos de 4 y 11 años, ambos concebidos en forma natural. Aunque con frecuencia participa de charlas y entrevistas, su vida pasa mayormente por su familia y su trabajo, como secretaria, en una compañía naviera. Cuando le preguntan sobre la revolución científica que le ha tocado simbolizar, a menudo ella cuenta que su padres eran muy pobres cuando nació y que probablemente esto nunca hubiera ocurrido de no ser porque el doctor Edward quería que su técnica no sólo fuera para aquellas parejas que la podían pagar.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE