Extrema tensión durante un asalto armado frente a un supermercado de Villa Elvira
Edición Impresa | 24 de Julio de 2018 | 03:44

La pesadilla que vivieron ayer por la mañana Martín Chena (41) y Lorena Fiordomo (36), será difícil de olvidar para ambos.
Como todos los lunes a las 8.30, se disponían a “levantar la persiana” del supermercado en el que ambos trabajan (como administradores), ubicado en la zona de 7 y 608, Villa Elvira.
Chena fue el primero en bajar. Mientras tanto, Fiordomo permaneció unos segundos dentro de la camioneta Hyundai Tucson en la que habían llegado. Ese momento fue el elegido por dos delincuentes que pasaban por allí.
Mientras uno se quedó esperando la resolución del atraco, en la esquina a bordo de una moto, el otro se abalanzó sobre el vehículo. La mujer todavía estaba sentada adentro.
“Dame el bolso”, le dijo, usando un arma de fuego para amenazarla. Ante la negativa, repitió la orden, esta vez con más énfasis. Pero sin embargo, la respuesta fue la misma.
Entonces comenzó un forcejeo y Fiordomo gritó pidiendo ayuda. Su pareja, que ya había ingresado al comercio, alcanzó a escucharla y salió a la carrera a ver qué ocurría.
“Cuando vi que el ladrón la había abordado, me le fui encima sin pensar”, le contó el hombre a este medio.
El atracador, al verse sorprendido, le apuntó con la pistola, pero también le quitó la vista a su primer objetivo.
Previendo una situación aún más violenta, Chena abrió la puerta del acompañante para entregar el bolso y el ladrón hizo lo propio, dando la vuelta al rodado.
Entonces Fiordomo aprovechó el momento de confusión y aceleró con la intención de escapar rápidamente del lugar.
Toda esa secuencia duró apenas unos segundos en los que pasaron varias cosas de extrema gravedad. Primero, al ver frustrada su acción delictiva, el desconocido le disparó a Chena mientras entre gateaba hacia el supermercado.
La bala pasó por arriba de su cuerpo y no lo tocó por milagro. Al escuchar la detonación, Fiordomo pensó lo peor y frenó por un instante la marcha.
Por su parte, sin quedarse a observar el resultado, el delincuente giró y fue caminando hasta la camioneta para retomar el atraco.
Esa maniobra fue advertida por la conductora, que nuevamente pisó el acelerador, con su perseguidor a pie. Y, a modo de respuesta, recibió dos tiros.
Uno dio en la cubierta trasera izquierda, en tanto que el restante impactó en la carrocería del vehículo.
Luego, como si nada hubiese acontecido, su cómplice se acercó y ambos huyeron en una dirección no precisada.
“ESTAMOS VIVOS DE casualidad”
Tras el brutal episodio que debieron afrontar, los damnificados dialogaron con este diario y repasaron la locura en la que se vieron envueltos. “Estamos vivos de casualidad”, concluyó el hombre.
“Mi novia está viva porque yo salí. Si no lo hacía ella no le iba a dar el bolso. Tenía estudios médicos de la madre y algunas cosas de valor que no quería entregar”, ahondó Chena, con el incidente aún fresco en su memoria. Para el comerciante no quedaron dudas: “La iba a matar”.
En tanto, manifestó que el disparo “gracias a Dios no me pegó, me tiró por la espalda y le erró”.
Por otro lado, Fiordomo expresó angustiada que “cuando me escapé y escuché” uno de los disparos “pensé que le habían pegado a Martín y que lo habían asesinado”.
Según refirió Chena, en la zona los delitos crecieron en el último tiempo. “Este negocio ha tenido algunos robos, pero hacía años que no entraban a robar”, aseveró.
En ese sentido, señaló, este tipo de casos “es más reciente, es de ahora. Siempre actúan de la misma forma: dos tipos en moto, uno te aborda mientras el otro espera. Cuando terminan, se dan a la fuga y no los encuentran más. Lo peor es que no tienen respeto por la vida, te tiran por cualquier cosa.”
Según analizó una de las víctimas, “en La Plata, y en el barrio en particular, hay muy poca seguridad, vemos cada vez menos patrullajes. Necesitamos seguridad en Villa Elvira, estamos librados a la suerte”, lamentó.
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