Sergio Marchionne fue el hombre más influyente del siglo del sector automotriz
Edición Impresa | 27 de Julio de 2018 | 01:58

En una clínica de Suiza donde se encontraba en “coma” hacía una semana luego de una operación, murió el miércoles Sergio Marchionne, el hombre que hace catorce años salvó a Fiat de la quiebra y lo fusionó más tarde con Chrysler, creando el séptimo grupo de fabricantes de automóviles del mundo. Y como si todo eso fuera poco, supo relanzar el grupo Ferrari, al que revivió también en el terreno de la competición deportiva.
Su grave estado provocó que FCA y Ferrari tuvieran que elegir a sus sucesores anticipadamente en un consejo de administración reunido urgente el pasado sábado.
En la primera empresa, asumió el inglés Mike Mantley que dirigía el área de los autos marca Jeep, mientras que en Ferrari, que es un caso aparte, de exclusiva propiedad de la familia Agnelli, el nuevo administrador es Louis Camilleri, ex presidente de Philip Morris, fabricante de cigarrillos. Ferrari atraviesa un período de gran prosperidad, con un facturado de 3.400 millones de euros y beneficios en aumento en un 19,4%.
Marchionne había anunciado sualejamiento de FCA en 2019 y de Ferrari en 2021.
UN GIRO TOTAL
La historia en Fiat de Marchionne comenzó en 2003, cuando Umberto Agnelli lo llamó para que formar parte del consejo de administración de Fiat a pesar de que no tenía alguna experiencia en automóviles y llegaba del sector de los seguros. El año siguiente se convirtió en administrador delegado en un momento en el que la sociedad acumulaba grandes pérdidas.
Con su habitualpullover negro, consiguió en esos 14 años sacar a Fiat de la crisis y convertirla en una “sociedad solida y con un futuro brillante y luminoso”, como aseguró el pasado junio cuando se anunció su plan industrial hasta 2022 y 45.000 millones en inversiones.
Este italiano, aunque crecido en Canadá, fue un visionario y el artífice de la posibilidad que daba la fusión con el grupo estadounidense Chrysler en 2009, que relanzó la compañía de la familia Agnelli, aunque ahora con sede legal en Amsterdam (Holanda) y fiscal en Londres.
Los números de la era Marchione son muy expresivos: la facturación pasó de los 47.000 millones de euros en 2004 a los 141.000 millones del pasado ejercicio, mientras que de unas pérdidas de 1.500 millones de euros en 2004 pasó a un beneficio neto de 4.400 millones en 2007. Marchionne, considerado un tipo duro, tuvo importante enfrentamientos con los sindicatos del sector al saltarse el convenio colectivo. Pero también con la asociación de empresarios (Confindustria), de la que salió en 2011 tras varias divergencias y que en su momento fue un hecho clamoroso.
También supo relanzar las marcas del grupo estadounidense como Jeep, a la que consideraba “el buque insignia de la compañía” con el lanzamiento en Europa de modelos como el nuevo Wrangler y el nuevo Cherokee.
En Italia, apostó por la fábrica de Pomigliano donde se fabrica el nuevo Panda y reinventó nuevos modelos como el 500L y tres nuevos Lancia: Ypsilon, Voyager y Flavia.
Con Marchionne, Ferrari volvió a ser la joya de la corona de la familia Agnelli, tras adquirir el 90% de las acciones que estaban en manos a bancos e inversores y crear una sociedad separada de Fiat que cotiza en la Bolsa. Los resultados de Ferrari en el primer trimestre de 2018 eran de un beneficio en aumento del 19,4 % respecto al mismo periodo del año pasado y un facturado de 3.400 millones.
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