Repudio mundial a una norteamericana que mató a una jirafa negra por diversión

Millones de usuarios de redes sociales estallaron contra ella tras compartir ahora las fotos de la cacería ocurrida el año pasado

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“Criminal”, “asesina”, “miserable sanguinaria” fueron algunos de los calificativos menos duros que recayeron en las redes sociales sobre Tess Thompson Talley, a quien los medios de prensa de Africa la han tildado de “salvaje norteamericana blanca” y “Neandertal”. La mujer, una cazadora deportiva originaria de Kentucky, quedó en el ojo de la tormenta en las últimas horas tras sacar a la luz una serie de fotografías que la muestran posando junto a la jirafa negra que mató en un safari en Sudáfrica.

Gracias a “la ayuda de Dios” pude cazar este raro ejemplar. “¡Las oraciones por la cacería de mis sueños se hicieron realidad! Descubrí esta rara jirafa negra toro y la aceché durante bastante tiempo. Sabía que era la elegida. Tenía más de 18 años, 4.000 libras”, posteó Tess Thompson Talley desatando el repudio mundial.

Las imágenes publicadas por la mujer la muestran junto a la jirafa muerta en un coto de caza privado cuya ubicación no trascendió, pero que se presume que sería uno de los tantos que funcionan tanto en Sudáfrica como en Namibia, Zambia y Zimbabwe, entre otros países donde este negocio funciona dentro de un marco legal.

Ante la repercusión que tuvo el tema en las redes sociales, la cadena Fox News se contactó con Thompson Talley para escuchar su versión. Lejos de mostrarse arrepentida tras el aluvión de críticas, la mujer justificó su cacería señalando que se trata de una subespecie de jirafa cuya población “en realidad está aumentando debido, en parte, a los cazadores y los esfuerzos de conservación pagados en gran parte por los grandes eventos de caza. La raza no es rara de ninguna otra forma que no sea por ser vieja. Las jirafas se vuelven más oscuras con la edad “, dijo Talley, en un correo electrónico a Fox News.

En él señaló también que la jirafa que mató tenía 18 años, era demasiado mayor para reproducirse y había matado a tres ejemplares más jóvenes que podían reproducirse, lo que provocó que la población del rebaño disminuyera. Ahora, con la jirafa más vieja muerta, las jirafas toros más jóvenes pueden continuar reproduciéndose y pueden aumentar la población. “Esto se llama conservación a través de la administración del juego”, dijo Talley al explicar que la suya no fue una cacería “enlatada”.

CAZA ENLATADA

La caza enlatada (un término que viene de “canned hunting” en inglés) es un nuevo fenómeno turístico que en los últimos años ha ganado muchísima popularidad en Sudáfrica y que, según algunos, está poniendo en serio peligro la conservación de especies como el león (la presa más solicitada) y otros animales salvajes.

El termino “caza enlatada” hace referencia a los espacios reducidos donde las cacerías tienen lugar, lo que aumenta las posibilidades de los cazadores de darle a alguna presa de su elección. De hecho, algunos cotos de caza que se dedican a esta actividad utilizan para promover sus servicios la fórmula “no kill, no pay”: “Si no mata, no paga”).

Los animales utilizados por estos cotos han sido en la gran mayoría criados en cautividad en granjas que abastecen la actividad. Para estos, los cachorros son alejados de sus madres a las pocas horas de nacer y alimentados con mamaderas a fin de que se acostumbren a la presencia humana y sus madres puedan volver rápidamente a quedar preñadas para producir nuevas presas.

Frente a este fenómeno, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) viene reclamando a países como Sudáfrica la prohibición de esta práctica, que incluso la mayor parte de cazadores consideran “una vergüenza éticamente repugnante”.

Un informe publicado en septiembre último por el Congreso Mundial de la Naturaleza señala que esta práctica afectaría a unos 8 mil leones y una enorme cantidad de ejemplares de otras especies originarias de Africa. El documento confirma que la cría de leones en cautividad ha aumentado durante los últimos años de forma alarmante y que esta actividad no está regulada ni contribuye a la protección de su población como algunos defensores de la “caza enlatada” suelen argumentar.

3.700
Dólares es lo que cobra un coto de caza en Sudáfrica por matar una jirafa. A esto hay que sumarle los gastos de traslado, guía, alojamiento, comida y exportación del “trofeo”.
30.000
Dólares es el precio por matar un león de melena negra mayor de 8 años en un coto de caza sudafricano. Con todo no es el “trofeo” más caro que ofrece el menú. Este es el elefante de Caprivi, que cuesta 48 mil dólares incluidos los gastos por los diez días de cacería.

 

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