Un esquema 4-3-3 donde lució Gómez

El Monito y Silva fueron los puntos más altos en un equipo mens sana que apuesta por la solidez en el plano defensivo

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CUTRAL CÓ
(Especial)

Vale la victoria, es cierto. También vale el análisis. Gimnasia no tuvo un gran partido, aceptó las condiciones de juego que propuso Olimpo y terminó sacando ventaja de una jugada de equipos abiertos, en la cual Matías Gómez aprovechó espacios y una falla de Luca Orozco para convertir el gol de la victoria.

Pedro Troglio propuso un 4-3-3 que tuvo serios inconvenientes para generar juego y vulnerar a la defensa bahiense. Un dibujo táctico de todos modos flexible del medio hacia adelante, con Fabián Rinaudo como vértice de una V con Víctor Ayala y Lorenzo Faravelli como internos adelantados; adelante, Juan Cataldi fue un falso extremo mientras que Silva pivoteó y Gómez aportó la cuota de desequilibrio.

En los 180 minutos jugados ante Sportivo Belgrano y Olimpo, a Gimnasia le costó lastimar futbolísticamente a conjuntos inferiores. No los desequilibró y no generó muchas situaciones de gol. Extraña los chispazos de Brahian Alemán, lejos de ser un conductor pero con condiciones para crear que no tiene el paraguayo Ayala, más segunda guitarra que solista. Hoy, el faro-guía en la mitad de la cancha es Fito Rinaudo. Y en el fútbol, suele no ser un buen augurio que el juego nazca del 5 que raspa. De todas maneras, la llegada de Santiago Rosales parece estar llamada a cubrir ese hueco, aunque con características más vinculadas al desequilibrio individual en los últimos metros del campo.

En defensa, el Lobo no está sólido. Olimpo desnudó algunas desinteligencias entre los centrales y a una estructura que sufrió un par de veces las transiciones rápidas. Pedro Troglio sabe que necesita un marcador central más (solo tiene a Maximiliano Coronel, Manuel Guanini y Germán Guiffrey) pero que además quien llegue debe ser superador (¿Lollo?). Un defensor con jerarquía y voz de mando, “chapa”, al que tirarle una camiseta y que sea el dueño de la última línea.

Cuando se complete el plantel, habrá que ver si el cuerpo técnico albiazul sostiene un dibujo táctico que le asegura retroceso (cuando Gimnasia pierde la pelota es 4-5-1) pero que tal vez el rendimientos y las características de algunos refuerzos modifique. ¿Pueden Guevgeozián y Silva jugar juntos? ¿Melo y Rosales ser externos con cuatro volantes? ¿Y si llega un delantero más, teniendo en cuenta que Troglio espera por Maximiliano Cuadra? Son preguntas sin respuestas. Los entrenamientos marcarán si las fichas nuevas encajan en este dibujo táctico. Lo que está fuera de discusión es que Troglio apuesta a confiar en sí mismo, a la forma de jugar que le ha dado resultados: recuperación inmediata ante la pérdida, presión alta, bloque defensivo si no se consigue la pelota y velocidad en la transición hacia el ataque. Y entrega, mucha entrega. Meter, meter y meter. De la mano de estos resultados positivos, tal vez pueda también conjugar el verbo jugar.

 

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