Silencio, lágrimas y dolor en el último adiós a la policía asesinada

El último adiós a Lourdes Espíndola, la policía que fue asesinada de un balazo en el cuello en Ituzaingó, fue a puro llanto. El dolor invadió el multitudinario velatorio en Berazategui y los abrazos de familiares y compañeros de la Bonaerense de la víctima fueron postales repetidas.

Su esposo y oficial de la Policía, Fernando Altamirano, estuvo acompañado por sus seres queridos que nunca lo dejaron solo. También quebrado en llanto acompañó a Lourdes en la caravana que la llevó hasta el cementerio, donde se realizó una emotiva ceremonia.

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Tampoco faltaron los aplausos para despedir los restos de la joven de 25 años baleada, que sirvieron para romper con ese silencio que daba cuenta de la enorme conmoción que causó el trágico episodio, el cual tiene a un hombre de 37 años, identificado como Jorge Pablo, detenido acusado de ser el asesino.

Antes de que el coche fúnebre recorra las calles de Berazategui, Altamirano, visiblemente dolido, tuvo tiempo para llorar al lado del féretro, que fue cubierto con una bandera argentina, ante la mirada de los efectivos policiales que también se vieron enormemente conmovidos. La caravana también fue multitudinaria. No bien arrancó el grito de "justicia" se hizo oír bien fuerte mientras que a su paso una lluvia de aplausos acompañó el cuerpo sin vida de Lourdes Espíndola por parte de los vecinos que se ubicaron a un costado de la calle.