Seguidilla de robos en un barrio que los vecinos creían “muy tranquilo”

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La inseguridad se expande por todos los rincones de la Ciudad y cuesta encontrar alguna zona que ostente el privilegio de estar exenta del auge delictivo. Pero en un barrio de Villa Elisa, donde residen algunas familias desde hace más de 20 años, cuentan que se respiraba un aire más relajado, por lo menos hasta el domingo, cuando arrancó una seguidilla de robos que enfrenta ahora a los vecinos con el miedo de perder aquella calma para siempre.

Los últimos dos episodios ocurrieron, con dos horas y media de diferencia, a poco más de 200 metros de distancia, en un dúplex ubicado en 53 entre 5 y 6 y en una casa de fin de semana de 4 y 52.

“FUE EN EL RATO EN QUE SALÍ”

Una de las víctimas es el dueño de un elegante dúplex de 53 entre 5 y 6, quien, a condición de no ser identificado, contó que el escruche ocurrió a las 21 del martes, “justo en el rato que salí”.

No ocultó su asombro porque “pese a que tengo un sistema de alarma monitoreada, igual entraron”. Quizás a sabiendas del riesgo al que se exponían, los ladrones evidenciaron haber actuado con bastante apuro. Prueba de ello es que “sólo me robaron un proyector chico y una mochila con algunas pertenencias, pero encontré en el piso un televisor y también quisieron llevarse algunas prendas”. Contó que los intrusos accedieron a la propiedad después de barretear la puerta, “pero al escuchar la alarma se ve que estuvieron unos pocos minutos”. El damnificado ya estaba inquieto por la inseguridad, tras un robo ocurrido previamente en una casa de 53 y 6.

También el martes, pero a las 6 y media de la tarde, desconocidos robaron en una casa de fin de semana, en 4 y 52.

“Rompieron una puerta y una ventana”, dijo una vecina, quien se quejó del 911 al decir que trató de comunicarse “5 veces y no me atendieron”. Otra mujer del barrio aportó que llamó “directamente a la comisaría, que está a cuatro cuadras de acá, pero igual el patrullero llegó casi una hora después”. Y acotó: “lo extraño es que no sonó la alarma, que se activa por cualquier cosa”. Distintos frentistas señalaron que “este fue siempre un barrio muy tranquilo. A lo sumo robaban una bicicleta”.

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