A los 106 años, Irma cocina, teje, lee y deslumbra por su lucidez

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Irma Bianchi de Belardinelli celebró a pleno sus 106 años, en un restaurante de la zona oeste del gran La Plata, donde comió de todo, dio muestras de su asombrosa lucidez y se transformó en un mensaje esperanzador para distintas generaciones que conforman su amplia familia.

Se trata de una las vecinas más longevas de la Ciudad, quien disfrutó ayer de la compañía de cuatro generaciones y pronto sumará una tataranieta.

A diferencia del año anterior, que festejó su cumpleaños en su casa del barrio La Cumbre, esta vez el escenario fue un restaurante de la zona oeste, sobre la avenida 44, donde disfrutó de distintas variedades de platos salados, pero fundamentalmente de diversos postres, ya que lo dulce es su debilidad.

Segùn cuentan sus familiares, este fin de semana elaboró dulces caseros en su casa. Si, porque ella se cocina y está al tanto de todo lo que ocurre en su familia, en la Ciudad, y se interesa por lo que pasa en Argentina y en distintos puntos del mundo.

Su vida cotidiana incluye cocinar, tejer, leer el diario y mantener su hogar ordenado. Todos aseguran que es una gran anfitriona para quienes la visitan, amigos e integrantes de una familia numerosa para quienes la “abu” es referente indiscutible.

Oriunda de Ancona, Italia -donde nació en 1912- lleva 92 años en la Argentina; llegó cuando tenía 14 años, huyendo de las consecuencias devastadoras que dejó la Gran Guerra en el continente europeo y sobre todo en el país peninsular.

A los 19 años, uno después de ponerse de novia, se casó con quien sería su gran amor: Gino Belardinelli.

 

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