Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar

Cuarenta y dos años sin festejar el Día del Maestro

Jorge Alberto Lombardi (*)

20 de Septiembre de 2018 | 03:06
Edición impresa

Aunque me he desempeñado en la docencia por más de treinta años, desde el 11 de septiembre de 1976, hace 42 años, no he festejado el día del Maestro. Más bien he sufrido ese día año a año, recordando a Sergio Karakachoff.

¡Qué ironía, secuestrar, torturar y fusilar a un maestro de la política, de la ética, de la democracia republicana, de la amistad, de la defensa de los derechos humanos, justo en ese día!

Sergio era un militante de la Unión Cívica Radical que creía fervientemente en todos esos valores y los practicaba al límite. Tan al límite que en plena dictadura militar y vigencia de la violencia armada de la triple A (AAA) y de los grupos armados de izquierda y derecha, defendía a los presos políticos sin importar su origen.

En una Argentina desquiciada, desafiaba a la violencia con el ejercicio de su profesión de abogado defendiendo a los obreros despedidos de YPF y a los presos políticos que el gobierno de Isabel Perón o de la dictadura militar encarcelaban y torturaban sin las garantías de un debido proceso. Semejantes valores eran insoportables para dictadores y violentos.

Sergio no tenía precio monetario, sus ideales lo sostenían por encima de cualquier riesgo y, cuando los amigos le advertíamos el peligro, poco tiempo antes de su secuestro, nos respondía: “Todavía no es el momento de venir por nosotros”. Creía que su accionar ejemplar tenía un tiempo por delante, pero no ignoraba que la creciente violencia en algún momento lo alcanzaría a él como a todo aquél que no se sojuzgara a la violencia imperante. Por demócrata estaba entre dos fuegos y por demócrata murió asesinado por la demencia de una cruel guerra sucia.

Previamente a su secuestro alcanzó a proteger a su mujer e hijas e intentó advertir a su socio, militante socialista, del peligro inminente. Una vez más, la solidaridad que le imponían sus valores estaba vigente y la ejercitaba hasta el punto de enfrentarse a la irracionalidad armada blandiendo, tan solo, su bandera de derechos humanos.

Desde su militancia estudiantil en el secundario, luchó por la educación laica en contra de la libre y en la Universidad era líder y maestro de las “agrupaciones amigas”, de carácter democrático y pluripartidario y aún librepensadores. Luchaba incansablemente por la vigencia de la Universidad pública, abierta, gratuita expresada en la Reforma Universitaria. Sus adversarios eran las agrupaciones que representaban a los partidos de la ultra izquierda o dogmáticos. Digo bien: “sus adversarios”, no sus enemigos.

Su pluma y su palabra también eran tan críticas como orientadoras. Por eso alternaba con escritos en diarios propios o de circulación pública.

Había comenzado a apoyar la renovación de su UCR siguiendo a un líder con perfil de estadista llamado Raúl Alfonsín. Sin embargo la locura asesina le impidió disfrutar del triunfo de RA siete años más tarde. Me pregunto entonces: ¿cuánto habrá cambiado esa muerte la suerte de nuestra República Argentina? Seguramente nos privó de un Ministro de Interior, o de Educación o Jefe de Gabinete de primerísimo nivel. Seguramente perdimos un ejemplo de práctica democrática para guiarnos en las futuras débiles democracias posteriores a 1989. Quizás perdimos a un excelente candidato a la presidencia de la Nación para derrotar a los candidatos del neoliberalismo y la corrupción y evitar la caída de su UCR.

Todo eso, lo dicho anteriormente y mucho más murió ese 11 de septiembre de hace cuarenta y dos años. La vorágine de todo lo ocurrido posteriormente quizás nos haya impedido reflexionar profundamente en la consecuencia de este asesinato y de otros de la misma época. Pero quienes fuimos sus amigos, sus seguidores, colegas o correligionarios, defendidos políticos y aún adversarios democráticos debemos tener presente estas consideraciones para no caer en la desesperanza de una República que parece tambalear ante los embates provenientes de distintos frentes. Hacerle honor al “Ruso” Sergio Karakachoff es seguir luchando y pregonando por sus valores aún vigentes.

(*) Profesor Emérito FAU-UNLP - Ex Decano Normalizador y Electo FAU-UNLP

“En una Argentina desquiciada, Karakachoff desafiaba a la violencia ejerciendo su profesión de abogado”

 

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE

+ Comentarios

Para comentar suscribite haciendo click aquí

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Básico Promocional

$135/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $2590

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme

Full Promocional

$190/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3970

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme
Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$135.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $2590.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla