“Piazzolla: los años del tiburón”: el lado íntimo de un artista que rompió todos los moldes

Hasta mañana se proyecta la cinta sobre el compositor, un pequeño fenómeno en las salas locales que agotó entradas

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“Piazzolla, los años del tiburón” se estrenó el 30 de agosto, y resiste: el documental que muestra otro costado del maestro marplatense tuvo un estreno tímido, con apenas dos horarios, pero las entradas agotadas forzaron a agregar funciones y a extender su permanencia en la cartelera como pocas películas nacionales, fuera de los grandes “tanques”, han logrado hacer.

“Es una manera de que el público de La Plata demuestre que hay un gran interés por algo más que las películas de pochoclos”, dice en diálogo con EL DIA el director del documental, Daniel Rosenfeld, sobre el fenómeno en La Plata del filme que dejará las salas mañana. “Para Piazzolla La Plata era muy importante: cuando él era muy resistido, jóvenes de la radio de la Universidad lo entrevistaban asiduamente. Así que tengo un doble placer al escuchar que la película haya tenido éxito allá”, agrega.

“Parte del fenómeno está en que la película la ve gente joven y se percata de que Piazzolla era un rockero, alguien que estaba rompiendo moldes. No es una película sobre alguien que hace tango, sino sobre cómo alguien que es artista tiene un sueño y quiere llevarlo adelante, y cómo las tensiones del amor y el desamor están trenzadas a la hora de hacer música”, cuenta Rosenfeld sobre el filme, realizado a 26 años de la muerte del compositor de “Adiós Nonino”, el hombre que luchó contra las convenciones del tango y al hacerlo, lo revolucionó.

El eje del filme son “los años del tiburón”, un período “tranquilizante” para Piazzolla, entre 1979 y 1980, pero el documental rodea esa etapa clave de las turbulencias e intimidades de su vida, revelando su dura infancia en Nueva York con Nonino, y hasta una invitación de un Gardel, maravillado por un joven Astor, a salir de gira con él cuando lo escuchó en la Gran Manzana.

“Siempre tuve la impresión de que esa música tan poderosa y melancólica tenía una relación muy fuerte con Buenos Aires y Mar del Plata. Y al hacer la película me di cuenta de que Nueva York, esa ciudad de su infancia, era el lugar por el que tenía una pulsión: algo de su música tiene que ver con volver a esa infancia, a esa Nueva York de los años 20 donde el se nutrió e la música que estaba en las calles”, cuenta Rosenfeld sobre aquellos años de la infancia de Astor, antes de volverse consagrado, y antes también se ser resistido por todo el establishment tanguero: “Su tenacidad hizo que pueda ir contra viento y marea, con mucha seguridad, contra las críticas. Pero lo más significativo es que fue el creador de un nuevo lenguaje”

La importancia de Nueva York fue uno de los descubrimientos realizados por Rosenfeld al visitar al archivo nunca antes conocido de Astor: el documental contiene material de archivo y filmaciones caseras nunca vistas de la colección familiar, narrados por la voz de Piazzolla en diálogos íntimos con su hija Diana, jamás escuchados. La idea de esa voz en off, dice Rosenfeld, era que la cinta fuera “Piazzolla por Piazzolla: es una película sin entrevistas a terceros, es el propio Astor el que de alguna manera nos guía con su voz. El corazón de la película son esas charlas entre papá e hija”.

“Mi idea es que cuando uno vea la película, tenga la impresión de que Piazzolla le pasó por el cuerpo”, cierra Rosenfeld. “No que sea algo informativo o periodístico, sino que algo del vértigo de Piazzolla haya pasado por la sala”.

 

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