Quedó entre las cuerdas un hogar que ayuda a gente en situación de calle

Crecen los gastos de mantenimiento y no recibe ayuda oficial. Las cuentas empiezan a complicar el futuro de la ONG

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En tiempos en que algunas necesidades parecen crecer, resulta paradójico -e incluso cruel- que quienes dan batalla contra esas carencias deban pensar en “achicarse”. Sin embargo, es lo que le está ocurriendo a una ONG platense que apenas un año después de inaugurar un albergue para personas en situación de calle evalúa su cierre como consecuencia de dificultades económicas.

En agosto de 2017, la fundación Sumando Voluntades abrió su segundo parador nocturno; bautizada “Casa María del Carmen”, está a la altura del número 266 de la calle 6, entre 37 y 38. Allí duermen quienes no tienen otro lugar para hacerlo, porque han caído en la pobreza extrema, o han hecho de la vía pública su hogar por cuestiones familiares o personales. También se preparan y distribuyen viandas para aquellos que no tienen la posibilidad de hacerse de un plato caliente al final de cada jornada.

Pero eso sólo es posible si el trabajo solidario y el compromiso del voluntariado de la ONG, 65 vecinos de la Región que le quitan horas al sueño y a sus propias agendas para contribuir cocinando, haciendo labores de mantenimiento, buscando donaciones o saliendo a distribuir las porciones de alimento y alguna manta de abrigo en las madrugadas del ejido fundacional, es acompañado por el financiamiento necesario.

Además del hogar María del Carmen, Sumando Voluntades tiene otro dormicentro en 8 Nº256, entre 37 y 38. Entre ambos, alojan temporariamente a 32 personas, y alimentan a muchas más.

“Tenemos que pagar alquileres y servicios, sin ninguna ayuda oficial ni tarifa social otorgada por las empresas” resume Nancy Maldonado, titular de la entidad nacida en 2009: “el año pasado abrimos el segundo dormicentro, después de que un hombre nos pidió llorando en la puerta de una iglesia que le ofreciéramos un lugar para no dormir a la intemperie; ahora estamos evaluando cerrarlo”.

Maldonado repasa números: “pagamos 15 mil pesos de alquiler mensual en una casa y 10 mil pesos en la otra; nos vinieron $8.500 de luz; más el gas y la comida, se hace difícil el día a día, y cuando haya que renovar alquileres mejor ni pensarlo”.

“Tenemos diez socios que aportan lo que pueden; la gente y algunos comerciantes nos donan fideos, arroz, lentejas, pero la carne, la tenemos que salir a comprar, así como algunas verduras. Y la crisis llega al voluntariado también, no podemos sacar todo de nuestros bolsillos” advierte la dirigente comunitaria.

HOSPITALES Y CAJEROS

Más allá de la coyuntura, la situación social viene deteriorándose en la Ciudad desde hace décadas; y los recovecos del casco urbano, sus espacios públicos, sus escalinatas y fachadas monumentales, se convierten en refugio de marginados y excluidos. De acuerdo con los conteos de quienes recorren las calles del casco entregando viandas, al menos 66 personas pasan la noche en las entradas de los hospitales, los cajeros automáticos, junto al tronco de algún árbol frondoso... o donde los alcance la oscuridad.

Durante la jornada de ayer, Sumando Voluntades organizó una feria americana para recaudar fondos. “Terminamos dando más de lo que vendimos” confiesa Maldonado: “vino mucha gente a pedir. Un vecino fue a comprar mamaderas y chupetes para entregar, ya que vinieron varias mamás sin biberones y una incluso tenía el dedo ‘gastado’ de dárselo al nene a modo de chupete”.

Quienes deseen colaborar, pueden hacerlo llamando al (15) 538-9296, o pasando, previo llamado, por la casa de calle 6 Nº266. “Ojalá consigamos nuevos socios” se esperanza Maldonado: “si cerráramos sería un golpe duro para mucha gente que está empezando a reinsertarse en sociedad”.

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