En el clásico santafesino, el miedo a perder los condujo a un aburrido empate sin goles

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La prioridad fue asegurar el cero en el arco propio, y en esas condiciones el partido no terminó de levantar vuelo. Unión dejó una mejor imagen en el primer tiempo, y aunque Colón se hizo cargo del juego en la etapa complementaria, el gol que rompiera la paridad en el clásico santafesino estuvo lejos.

Tan poquito, desde lo estrictamente futbolístico, dejó el partido en el estadio Brigadier General Estanislao López, que la lesión sufrida por el arquero del Tatengue fue de lo más significativo, al margen de la imagen que le permitieron a las tribunas las más de 30.000 personas que se hicieron presentes.

Joaquín Papaleo, de 24 años, fue ayer el arquero de Unión, y debutó porque Nereo Fernández no se recuperó de una contractura, pero en el tramo inicial sufrió un pelotazo de Guillermo Ortiz en el ojo izquierdo, después de un córner servido desde la izquierda, y aunque hizo lo posible para continuar, el consejo médico estableció lo contrario.

A la cancha Marcos Peano, de 19 años, tercer arquero en el plantel que dirige Leonardo Madelón, quien fue convocado de urgencia después de haber sido desafectado Nereo Fernández, y su presentación en el fútbol grande evidentemente no estaba en los planes de nadie.

Papaleo fue trasladado a un centro asistencial, donde se informó que lo suyo no fue más que un golpe sin mayores consecuencias y dentro del cual se enteró que el clásico había finalizado sin goles.

 

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