Vecinos y comerciantes, al borde de la resignación ante el avance de los grafitis

Recuperar una fachada tiene un costo que arranca en los 20 mil pesos y esto ya se transforma en una traba para los frentistas

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Garabateada por todas partes. Así se presenta La Plata en el continuo de sus cuadras, monumento tras monumento, edificio tras edificio, ya sean públicos o particulares. Los grafitis ganan el total de las fachadas, de las cortinas metálicas de los comercios y del mobiliario urbano y lo que hasta hace un tiempo sorprendía e indignaba a la mayoría de los vecinos ahora parece naturalizado: resignados, los frentistas ya no suelen renovar rápidamente las paredes y las aberturas estropeadas. Y es que el trabajo de recuperación del exterior de una vivienda no sale menos de $20 mil en el caso de una superficie no muy amplia (7 por 4 metros) y sin contar los costos de pintura de puertas y ventanas, que encarecen por mucho la obra.

Resultado de un vandalismo que lejos de terminarse crece sin parar, el aerosol pinta sin piedad las fachadas, las persianas metálicas y todo lo que integra la vía pública platense. Se trata de un accionar que por un lado es difícil de detectar (las pintadas suelen realizarse por la noche, cuando nadie circula por las calles) y por otra parte, salvo por contadísimas ocasiones, no suele penarse. Hace muy poco, en un hecho que llamó la atención justamente por lo excepcional, tres jóvenes que habían grafiteado el frente de la Casa Municipal de Cultura de Berisso, fueron identificados y se logró que, a través de una causa judicial, reparen el daño causado en el edificio público. Pero por lo general las pintarrajeadas callejeras no se castigan.

Algunos vecinos, ante su propiedad arruinada por los grafitis, pintan y repintan las fachadas. También las distintas gestiones comunales de los últimos años han intentado recomponer, cada tanto, los frentes edilicios arruinados. El problema es que superficie que se muestra despejada es blanco del aerosol y no dura ni un día libre del vandalismo.

Los costos

Repintar el frente de una casa implica, por caso, un gasto no menor a $20 mil, según se estima. Puede orientar en ese sentido el ejemplo de un muro exterior de 7 por 4 metros. La mano de obra promedia los $210 por metro cuadrado por la mampostería y los $310 en lo que es marcos y aberturas. En cuanto al material, un litro de pintura cubre la primera mano de 8 metros cuadrados; el envase de 1 litro de látex de buena calidad cuesta alrededor de $265 y el de 20 litros $2.600, mientras que uno de 20 litros satinado puede llegar a salir hasta $5.000.

“Prácticamente no existe un material que le gane a los grafitis -explicó el pintor Daniel Gerometta-. Hay una pintura de origen estadounidense que evita que el aerosol se adhiera a la superficie. La utilizan para preservar algunos monumentos de la ciudad de Buenos Aires pero es muy cara y muy difícil de comprar para un particular porque el litro sale más de 2 mil pesos”.

En algunos casos -incluidas numerosas viviendas particulares- se ha recurrido a los murales artísticos para poner freno a los grafitis. El Liceo Víctor Mercante, cuya fachada perimetral fue durante años muy castigada por las pintadas, se revistió, finalmente, con obras en mosaicos del reconocido pintor chaqueño Milo Lockett.

 

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