Dar la vida por la de otros, la vocación que resurge en los bomberos más jóvenes
Edición Impresa | 9 de Enero de 2019 | 03:02

Julieta Wegener (20) era una nena cuando veía a su papá Mauricio salir hacia el cuartel de bomberos siempre que había una emergencia. Y cada vez que esto pasaba, pedía ir con él. Cuando tuvo la edad suficiente hizo el curso y hoy es la más joven del cuartel central de los Bomberos Voluntarios de Ensenada, donde ya lleva siete meses trabajando y debió intervenir en varias emergencias, entre ellas, el incendio de la Reserva Natural de Punta Lara.
Como Julieta, son alrededor de un centenar los bomberos voluntarios que cumplen funciones en ese destacamento. La mayoría comenzaron muy jóvenes, haciendo el curso de capacitación siendo todavía adolescentes y muchos siguiendo una tradición familiar.
La vida de los bomberos voluntarios se ubicó en las últimas horas en el centro de la atención después de que uno de ellos, Joaquín Revainera, de 18 años, -quien revistaba en la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Echenagucía, Gerli y Piñeyro- falleció cuando acudía en moto a atender el llamado de una sirena en una emergencia.
“Es una situación que nos abre los ojos y nos permite concientizar a los más jóvenes de los bomberos del cuartel. Y que además nos duele, porque se trata de un joven colega”, dice Lautaro Rodríguez desde el cuartel de Bomberos Voluntarios de Ensenada.
Allí admiten que el riesgo es una situación latente de cada día y subrayan la fuerte vocación de ayudar que aparece detrás de la historia de cada bombero voluntario.
En ese mundo de horas robadas al descanso -los Bomberos Voluntarios están a disposición del cuartel en los horarios que les dejan sus obligaciones con el trabajo y el estudio- notan tendencias recientes que se instalaron con una fuerza particular.
“Muchos de los que llegan a los cuarteles lo hacen siguiendo una tradición familiar”
José Aparicio
Entre ellas, una mayor presencia de voluntarias mujeres, como Agustina Pedrillo (23), que llegó al cuartel a cumplir funciones siguiendo los pasos de su hermano, Gerónimo Pedrillo (26). O como Micaela Cáceres (25), que recientemente trabajó con las brigadas infantiles, integradas por chicos de entre 9 y 10 años, hijos o hermanos de bomberos a quienes les interesa conectarse con la actividad de sus mayores para conocerla mejor.
La vida de los bomberos voluntarios de la Región, cuentan en Ensenada, también se aggiorna con el uso de las nuevas tecnologías: la convocatoria, que en el pasado se hacía únicamente a través de la sirena del cuartel, hoy se concreta por medio de una aplicación de Internet que se baja a los celulares o a través de intercomunicadores manuales.
Lo que no cambia es la emergencia que los convoca: en el cuartel, los jóvenes bomberos dicen que su frecuencia es variable, aunque promedian entre las 3 y las 4 semanales. Las más habituales tienen que ver con rescates en accidentes viales o incendios.
Así lo relatan Luis Pérez y José Aparicio, quienes agregan que entre esas emergencias les tocó resolver algunas insólitas. Lo que más recuerdan, el llamado para rescatar a un chico que se había subido a un árbol de la plaza Almirante Brown para buscar una pelota y, ya en la copa, descubrió que tenía vértigo y que no podía bajarse sin ayuda. “Hubo que rescatarlo con la autobomba y la escalera”, recuerda Aparicio.
El trabajo de los bomberos tiene su recompensa en la respuesta de la gente. “Durante la emergencia propiamente dicha la gente que está perdiéndolo todo en un incendio no está en condiciones de pensar en esas cosas. No obstante, cada 2 de junio, que es el Día del Bombero Voluntario y se hace un desfile por las calles, sentimos todo el cariño de la gente”, dicen en el cuartel.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE