Violentas protestas siembran el caos en la capital de Chile

Hubo enfrentamientos con la policía en el área central de Santiago

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SANTIAGO, CHILE

Estaciones de subte incendiadas, piquetes en toda la ciudad, el edificio de la empresa de energía eléctrica Enel destruido por las llamas, además de un caos generalizado, era el panorama que se vivía anoche en la capital trasandina, tras una ola de reclamos por el aumento en el transporte subterráneo, cuyo servicio estaba paralizado.

Tras un llamado a “evasiones masivas” en el pago del pasaje del Metro, en rechazo al aumento de 800 a 830 pesos en su valor en hora punta, durante toda la jornada se sucedieron los ataques a distintas estaciones del ferrocarril metropolitano, eje del transporte público de la capital chilena, al movilizar a tres millones de pasajeros por día.

Al final de la tarde, la empresa estatal anunció el cierre de todas sus estaciones. “Toda la red de Metro se encuentra cerrada por disturbios y destrozos que impiden contar con las condiciones mínimas de seguridad para pasajeros y trabajadores”, anunció el ferrocarril metropolitano, a través de un mensaje de Twitter, cuando los ataques se sucedían en casi todas sus estaciones.

Las operaciones del ferrocarril “se mantendrán suspendidas mientras se realizan las operaciones para recuperar el servicio. Es posible que durante la próxima semana recuperemos el funcionamiento normal de forma gradual”, dijo la ministra de Transporte, Gloria Hutt.

 

Imposibilitados de acceder a las estaciones, miles de pasajeros debieron salir hasta la superficie para intentar subirse a un autobús, los que circulaban completamente repletos, o a un taxi. Muchos debieron caminar largos trayectos sin encontrar la forma de regresar a casa, provocando escenas de caos y desesperación.

En varios puntos de la ciudad, manifestantes levantaron barricadas y se enfrentaron con la Policía. En la céntrica Plaza Italia y el frontis palacio de Gobierno, encapuchados se enfrentaron con piedras y palos a los efectivos de las fuerzas especiales, que repelieron los ataques con chorros de agua y gas, en una verdadera batalla campal no vista desde hace tiempo en la capital chilena. Un autobús del transporte público fue quemado por los manifestantes en la Plaza Italia y en varios puntos de la ciudad al caer la noche, los vecinos tocaron sus cacerolas en señal de protesta.

Después de dos reuniones de emergencia en el palacio de La Moneda, el ministro del Interior y Seguridad, Andrés Chadwick, condenó la violencia y anunció que el gobierno pedirá la aplicación de una severa ley de seguridad pública a los responsables de los incidentes.

El presidente Sebastián Piñera calificó de delincuentes a los manifestantes. “Este afán de destruirlo todo, no es protesta, es delincuencia”, afirmó en una entrevista radial.

La inusual violencia, en un sistema de transporte considerado uno de los más modernos de América Latina, provocó que este viernes fueran convocados de emergencia dos veces al palacio presidencial la ministra de Transporte, Gloria Hutt, y el presidente del Metro, Louis de Grange. (AFP)

 

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