Crecimiento y estabilidad, entre luces y sombras

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LA PAZ

La Bolivia que heredó Evo Morales en 2006 era un país en desarrollo y estancado en convulsiones sociales,. Hoy es admirada por su crecimiento económico y estabilidad política, con sus luces y sus sombras.

Más de un tercio de los bolivianos eran pobres cuando Morales llegó al poder, tres años después de la “guerra del gas” que dejó decenas de muertos. Un conflicto más entre sucesivos cambios de presidente, cinco en cinco años, hasta que tomó el timón el primer mandatario indígena salido de las urnas en Bolivia.

Evo eligió un 1 de mayo, día del trabajador, para nacionalizar en 2006 los hidrocarburos. Las imágenes de militares entrando en pozos de gas de conocidas multinacionales despertaron la admiración de unos, por la victoria del humilde contra el poderoso, y el temor de otros, por el miedo a una estatización salvaje que avivaba fantasmas del comunismo.

Los miedos se fueron disipando en estos años y ahora Morales se codea con multinacionales como la española Repsol o la rusa Gazprom para firmar importantes acuerdos, cuyos beneficios revierte luego el Estado en rutas, puentes y otras obras. No obstante, muchos lo acusan de haberse alejado de sus bases plegándose a empresas chinas sin atender al medioambiente ni a los derechos laborales

Bolivia es hoy un país atractivo para la inversión externa y una prueba es el interés de muchos países por sumarse a la fiebre del litio. Además, la inflación no sobrepasa el 1,5 por ciento anual, aunque tiene un déficit público que en 2018 llegó al 8 por ciento del PBI. Otro tema que apuntan los expertos es la reducción de las reservas, que de casi 15.000 millones de dólares en su pico de 2015 bajaron ahora a unos 8.300 millones, y la acumulación de la deuda, externa e interna, que según especialistas, llega al 54 por ciento del PBI. (EFE)

 

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