El consumo de carnes rojas, en medio de una polémica
Edición Impresa | 3 de Octubre de 2019 | 02:38

De la mano de recomendaciones difundidas en los últimos años por organismos como la Organización Mundial de la Salud, la reducción del consumo de carnes rojas se transformó en un consejo médico estándar para prevenir el cáncer y las enfermedades cardíacas en todo el mundo. Ahora, una revisión de decenas de estudios vino a reavivar la polémica al concluir que el riesgo potencial de padecer esas dolencias a partir del consumo de carnes rojas o procesadas es bajo y la evidencia incierta.
Las conclusiones del estudio aparecieron en la revista Annals of Internal Medicine y desataron una tormenta al aconsejar, a contramano de las recomendaciones vigentes, no bajar el consumo de carnes rojas. Poco después instituciones como la Organización Mundial de la Salud salieron a cruzar esas conclusiones, cuestionando la metodología del estudio y sus resultados.
Una de las reacciones más fuertes correspondió al departamento de Nutrición de la Universidad de Harvard, desde donde se consideró que las conclusiones del trabajo “tienen el potencial de dañar la salud pública, la de los pacientes y la del planeta”.
En tanto, nutricionistas platenses consultados por este diario consideraron que la recomendación en cuanto a las carnes rojas, sigue siendo la misma: consumirlas, en cantidades variables según cada caso, siempre y cuando sea en el marco de una dieta equilibrada.
La investigación
El trabajo que desató la polémica fue realizado por un panel de investigadores de siete países, que sugirió a los adultos que “continúen con el consumo actual de carne roja y procesada” sin reducirlo.
Según la nueva investigación, que fue publicada en la revista editada por el American College of Physicians, reducir el consumo de carne roja a tres porciones por semana podría bajar la mortalidad por cáncer en siete muertes por cada 1.000 personas.
Los investigadores dijeron que cualquier disminución fue modesta y que solo habían encontrado un “bajo” grado de certeza sobre la estadística.
Expertos de Harvard dijeron que las conclusiones pueden “dañar la salud pública”
Agregaron que la calidad de la evidencia que relaciona la carne con las enfermedades cardiovasculares y la diabetes era “muy baja”.
“Hay reducciones de riesgo muy pequeñas de padecer cáncer, enfermedades cardíacas, diabetes, y además la evidencia es incierta”, dijo Bradley Johnston, profesor de epidemiología en la Universidad Dalhousie de Canadá y director del grupo NutriRECS que elaboró las directrices.
Los investigadores dijeron que quieren cambiar el enfoque de la “vieja escuela” de dar recomendaciones nutricionales generales y enfocarse más en la evidencia del beneficio individual.
“La gente debería mirar esto y, con suerte, tomar decisiones personales fundamentadas, en lugar de que las organizaciones autorizadas les digan qué hacer”, dijo Johnston.
Comer menos carnes rojas y carnes procesadas fue un pilar de la orientación dietética durante décadas en muchos países y también de los principales grupos de salud, que siguen manteniendo su recomendación de reducir la ingesta de unas y otras.
El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud asegura que la carne procesada es cancerígena, mientras que la carne roja es “probablemente cancerígena” y ya anticipó que no cambiará su consejo de reducir su consumo.
“Mantenemos nuestra confianza en la rigurosa investigación realizada durante 30 años”, dijo su directora de investigación, Giota Mitrou.
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