Tres muertos en las protestas y siguieron los cacerolazos

La violencia tuvo como epicentro a Bogotá y Cali. En los disturbios murieron tres civiles durante los enfrentamientos con la policía. Decretaron el toque de queda en la capital

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BOGOTÁ

La Policía colombiana dispersó ayer con gases lacrimógenos en la céntrica Plaza de Bolívar, en Bogotá, un nuevo cacerolazo contra las políticas del presidente Iván Duque, justo cuando los manifestantes habían comenzado su protesta. Por la tarde el alcalde de la ciudad, Enrique Pelañosa, decidió decretar el toque de queda a partir de las 8 de la noche en las localidades de Bosa, Kennedy y Ciudad Bolívar.

En la jornada del jueves por la noche, en Bogotá y Cali, vivieron momentos de violencia. En el departamento del Valle del Cauca, del que Cali es capital, murieron tres personas durante distintos disturbios. Dos en Buenaventura, principal puerto sobre el Pacífico, en un “enfrentamiento” con la fuerza pública cuando intentaban saquear un centro comercial. El otro civil murió en Candelaria.

A la zona se desplazó una comisión oficial para “analizar de primera mano los procedimientos” de los uniformados en medio de los choques.

Duque, tras 15 meses de haber asumido el poder, lideró ayer un consejo extraordinario con su gabinete.

El jefe de Estado, que reconoce la legitimidad de algunos reclamos en su contra, aseguró que acelerará la agenda social de su gobierno y que escuchó el reclamo callejero, aunque no respondió al llamado de diálogo directo de los promotores del paro.

Tras las masivas marchas y cacerolazos que sacudieron al gobierno conservador de Iván Duque, en las que murieron tres personas y cientos resultaron heridas, las autoridades intentaron dar un reporte de tranquilidad en todo el país, pero en el sur de Bogotá estallaron enfrentamientos entre manifestantes y policías cerca de estaciones de transporte público, afectadas por daños y bloqueos. En la misma zona hubo saqueos a supermercados y ataques a autobuses públicos.

CACEROLAS

Los ciudadanos, en su mayoría estudiantes, estaban golpeando sus cacerolas cuando miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) les arrojaron gases lacrimógenos y la protesta se dispersó.

Muchos de los manifestantes se quedaron en las cuadras aledañas a la Plaza de Bolívar, en Bogotá, y lanzaron objetos a los uniformados, que respondieron con más gases y formaron una barrera humana para impedir el paso de la multitud.

Entonces se desató una batalla campal entre manifestantes y la Policía cuando encapuchados intentaron entrar a la fuerza en el Capitolio Nacional y el Palacio de Líevano, sede de la Alcaldía, lo que llevó a la reacción de los uniformados.

La escena del jueves en la Plaza de Bolívar se replicó en el Monumento a Los Héroes, en el norte de la ciudad, donde el ESMAD también dispersó con gases y bombas aturdidoras otra protesta pacífica que había comenzado minutos antes.

Los enfrentamientos en la Plaza de Bolívar y en el Monumento a Los Heróes se sumaron a lo ocurrido en el sur de la ciudad, donde el rezago de las protestas del jueves generó disturbios en los que encapuchados se enfrentaron a la Policía, preludio del caos que se desató horas más tarde en barrios populares como Patio Bonito, Molinos, Perdomo, Meissen y Tintal, así como en la vecina localidad de Soacha donde fue declarado el toque de queda.

La Alcaldía respondió con el envío de decenas de policías que repelieron con gases lacrimógenos los ataques con piedras y otros objetos por parte de los vándalos en enfrentamientos que se han prolongado por más de cuatro horas.

Entre tanto, ciudadanos volvieron a las calles de Cali, pero para hacer un sonoro cacerolazo pacífico al frente del edificio del Concejo Municipal en el que incluso algunos asistieron con niños. (EFE y AFP)

 

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