En la última década el sueño se hizo realidad y el regreso es motivo de fiesta
Edición Impresa | 9 de Noviembre de 2019 | 04:46

El estadio de Estudiantes tuvo una segunda etapa en su largo camino de los 18 años. Porque a finales de 2008 se empezó a destrabar su conflicto con la Municipalidad de La Plata y entonces otra vez se puso en marcha una obra que tuvo sus altibajos, por prioridades deportivas y necesidades económicas.
En marzo de 2009 la empresa Astori comenzó con el trabajo anteriormente contratado: la tribuna de 115. Para eso se procedió al alisamiento del terreno y la colocación de las bases. Pero en aquellos años el fútbol picaba en punta y la necesidad de invertir dinero en reforzar el plantel fue postergando la obra del estadio. Promediando ese año se hablaba de “la venta de (Marcos) Angeleri para seguir adelante”.
En septiembre de 2009 la tribuna de 115 se empezó a edificar. La altura fue un tema de debate, porque superaba lo permitido. Una interpretación de los planos provocó algunas cuantas charlas con la nueva conducción de La Plata. Y la ONG Hoja de Tilo presentó una demanda que volvió a ponerle un signo de pregunta a la obra.El Pincha era presidido por Rubén Filipas y Marcelo Malaspina.
La platea de 115 se terminó de montar en marzo de 2010 y el mensaje de aquellos años era conseguir un inversor levantase la tribuna de 57 para tener un “estadio jugable”, sin la tribuna de los palcos de calle 1. La secretaría de obras necesitaba 2 millones de dólares para dicha tribuna, un 15% del presupuesto global del Club. Sin aporte externo Estudiantes no podía seguir con la obra.
En paralelo con lo económico, el reclamo de las ONG’s ambientalistas fue un dolor de cabeza. Demandaron a la Municipalidad de La Plata por permitir la continuidad de la obra e incluso el caso llegó hasta la Suprema Corte nacional.
EL IMPULSO DE ENRIQUE LOMBARDI
En octubre de 2011 Enrique Lombardi llegó a la presidencia. Su cercanía con el proyecto del estadio (fue quien lo diseñó) y su discurso lo definió como quien llegaba para apostar por el regreso de las obras. Fue el Ing.Néstor Cipriano quien se puso en el trabajo diario de la secretaría de obras.
En sus comienzos se encontró con muchas dificultades económicas y la falta de sponsors para seguir adelante. Intentó con la campaña Socio León y la venta de palcos que todavía no estaban construidos. No prosperó.
Luego de años de parate, Lombardi retomó la obra con la inversión de dinero ordinario
Entonces, una vez que el primer equipo se fue asentando con la llegada de juveniles que potenciaron su mejor nivel (y el gran trabajo de Mauricio Pellegrino en la conducción técnica), la dirigencia albirrojo decidió empezar a invertir dinero ordinario para seguir con la obra. Primero se licitó la tribuna de palcos y plateas de calle 1 y luego la cabecera de 57.
Durante el período 2012/13 la obra fue creciendo de manera lenta pero sostenida. La zona de palcos se fue elevando hasta el tercer piso y la empresa Shap se quedó con la licitación para la cabecera de 57, que se empezó a montar en enero de 2013. Su costo fue de 7.508.420 pesos.
El estadio fue avanzando en el último tramo de la gestión Lombardi. Por eso se convirtió en su caballo de guerra para buscar la reeleción. Se presentó con Carlos Bilardo como compañero de fórmula y con la promesa de tener un “estadio jugable en seis meses”.
En octubre de 2014 se abrieron las urnas. El 75% de los socios votó por Juan Sebastián Verón que desde un principio marcó una postura contraria a culminar la obra en tan poco tiempo y buscó mayor perfección para su culminación. “No lo podemos terminar sólo por terminarlo”, dijo.
“En tres años invertimos en el estadio alrededor de 50 millones de pesos en el estadio y nos hacen falta 30 millones más para terminarlo”, le contó el vice primero Oscar Cassata a este medio al dejar la gestión. Con el dólar a 9,5 pesos, la gestión de Lombardi invirtió 5,3 millones de dólares.
El campo de juego y las butacas sobre la platea de 115 fueron eje de las discusiones. La CD anterior colocó panes de césped y gran parte de las butacas sobre la tribuna del Bosque.
DOS PRÉSTAMOS EN LA PRIMERA PRESIDENCIA DE VERÓN
Cuando Verón asumió la presidencia de Estudiantes, en octubre de 2014, se diferenció de su antecesor, Enrique Lombardi, respecto al uso del dinero ordinario. Las finanzas del Club no estaban para nada bien y para que las obras continuasen debió recurrir a dos préstamos: uno de la empresa Experiencia Fútbol de 6 millones de dólares y otro de la firma Sport Club de un millón de la moneda norteamericana. Con ambos firmó un convenio de contraprestación para la devolución: el gimnasio usufructuará un sector de la sede por 10 años y tendrá por el mismo tiempo un gimnasio en el primer piso de la tribuna de 55. La otra empresa será la encargada de comercializar la venta de plateas hasta recuperar lo invertido.
Entre 2015 y 2017 el estadio avanzó sostenidamente. Se sellaron las uniones, se reformuló el plano de los palcos, comenzó el trabajo fuerte en el bajo tribuna de 115 y se edificaron los edificios sobre las esquinas en 55 y 57, tal vez las dos obras más importantes. Así la estructura del estadio quedó firme.
Además se agregó un módulo a la tribuna de 55 para la sincronización con el edificio de enfrente, se firmó el convenio con Sport Club y se empezó a pensar en el proyecto de estadio utilizable toda la semana. Se diseñó el denominado corredor comercial Paseo de los Profesores, el que une la ciudad con el Bosque.
EN UN AÑO SE TERMINÓ
En el último año la obra avanzó como nunca antes. Estudiantes cerró un acuerdo con el banco Itaú y entonces llegó el dinero necesario para el impulso final. Cinco millones de dólares fueron ingresando a la caja de ahorro del Club en tres etapas, desde agosto de 2018. En paralelo, la dirigencia invirtió 3,5 millones de dólares del dinero ordinario. La devolución se pactó en cinco años, comenzando el mes próximo.
Entonces la secretaría de obras pudo avanzar como si manejase un Fórmula Uno. Primero se intensificaron los trabajos en el bajo tribuna de 115, se pintaron las tribunas de rojo y blanco y se empezó a delinear todo el sector de palcos y plateas.
En 2019 el primer gran hito visual fue la colocación del campo de juego, un sistema híbrido (un mix artificial y natural) que le dio una impronta esperada al escenario. Se trata del mismo campo de juego que tiene el estadio Ciudad de La Plata. No hay otro más en el país. El trabajo llevó meses, porque primero hubo que reducir en un metro el nivel del suelo para colocar piedra prensada y tierra. En paralelo se diseñó un nuevo sistema de drenaje y riego.
Luego llegó la hora de colocar las butacas que se habían comprado en China para los palcos y las plateas VIP del edificio de calle 1. Y se decidió instalar plateas en la parte baja de la cabecera de 55, con las mismas butacas que están en la platea del Bosque.
Hace dos meses se colocó el techo de policarbonato en el sector de palcos y plateas, al tiempo que se extendió ese material en la fachada del Bosque, donde funcionarán un gimnasio con piso de parquet (se colocará luego del domingo) y un salón de usos múltiples.
La última gran obra fue la energética. Las luces led iluminaron el predio en el mes de octubre, lo mismo que la pantalla gigante. También resultó determinante el trabajo para darle conectividad y servicios al estadio. Se firmó con convenio con la empresa Telecom y con la prestadora de energía Edelap. Entonces empezó la cuenta regresiva, porque la vuelta a Uno ya dejó de ser un sueño, sino que se convirtió una realidad, tras casi dos décadas. Estudiantes volvió a su casa.
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