Justos reclamos por la reducción del servicio de colectivos

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Con sobrado fundamento acaba de presentarse en el Concejo Deliberante local un pedido para que el Ejecutivo municipal garantice un servicio adecuado de colectivos durante la próxima temporada veraniega, requiriéndose que se solicite al transporte público de pasajeros el cumplimiento del cronograma habitual, sin que se vean reducidas las frecuencias del servicio.

Los negativos antecedentes registrados desde varias décadas en el distrito platense le dan, como se ha dicho, consistencia al reclamo, de modo que los funcionarios responsables debieran adoptar las previsiones del caso.

El concejal que impulsó la iniciativa justificó el pedido en los trastornos que sufren los pasajeros cuando llega la temporada de verano y se profundizan los problemas con el transporte público de pasajeros. En ese contexto es que requirió que el Ejecutivo anticipe los controles y exija el cumplimiento de horarios y recorridos.

Las grandes demoras que se registran en el paso entre micro y micro, así como la falta de llegada a todos los barrios, fueron parte de los fundamentos esgrimidos por el edil, además de aludirse a deficiencias genéricas del servicio que se registran a lo largo de todo el año. Cabe señalar que, en base a últimos estudios realizados, los usuarios calificaron el servicio de transporte como malo. Muchos de ellos aludieron al tiempo de espera en las paradas, indicando la mayoría de ellos que debieron aguardar muchas veces unos 40 minutos o más para poder subirse a un ómnibus.

En numerosas oportunidades, desde las áreas de transporte comunal y provincial involucradas se aseguró que los servicios son acordados con las empresas prestatarias y que se realizan controles periódicos sobre su funcionamiento.

En realidad, dado lo que se observa a lo largo de los doce meses, en experiencias que se suman desde muchos años atrás, daría la impresión de que los organismos públicos ponen su acento en señalar que están en vigencia acuerdos marco y reglamentaciones para regular la prestación de los servicios, pero no en demostrar que se realizan los controles efectivos y continuos para verificar que las empresas los cumplen en debida forma.

Este tipo de incumplimientos se ha vuelto generalizado y sistemático, al punto de que según algunas conjeturas, se estaría al borde de una suerte de endémico “aumento encubierto del precio del boleto”. De acuerdo a esa presunción, habría una suerte de tácita venia por parte de las autoridades, para que las empresas de colectivos, en lugar de cobrar más por los viajes, reduzcan la cantidad de frecuencias y, de ese modo, disminuyan sus costos operativos.

Sea como sea, lo cierto es que los prestatarios de servicios públicos, salvo caso fortuito o fuerza mayor, no pueden alegar circunstancias de ningún tipo para intentar justificar incumplimientos.

Es imperioso, por consiguiente, que las autoridades hagan lo que corresponda para que se vea asegurado en la Región, por parte de las empresas del transporte de pasajeros, el cumplimiento de una prestación confiable y eficiente, tanto en lo que se refiere a los horarios como a la cantidad de unidades en servicio y a la certeza de los recorridos programados.

 

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