La Ciudad ante un nuevo desborde de la venta ambulante

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La Ciudad sufre otro nuevo desborde de la venta ambulante. Una continua instalación de puestos nuevos puede verse tanto en el centro como en la periferia y localidades vecinas. Con muchos de sus espacios verdes convertidos en escenarios para estas ferias espontáneas, La Plata está revalidando títulos que la ubican entre las primeras ciudades argentinas con mayor penetración del comercio ilegal, hasta haberse convertido en una suerte de “tierra prometida” para este tipo de actividad. Está claro que el fenómeno sólo puede ser posible por un manifiesto desinterés de las autoridades municipales, provinciales y nacionales, a quienes les incumbe enfrentar y resolver este problema en forma conjunta.

En un informe publicado ayer en este diario, se indicó que el verdadero desmadre de mantas, tablas y caballetes sobre las veredas se acentúa sin freno en la vía pública platense con el crecimiento de la venta callejera ilegal. Ante la casi total ausencia de controles sobre esta forma de comercialización prohibida, la actividad aumentó en forma ostensible. Los comerciantes que pagan puntualmente tasas e impuestos son los convidados de piedra de esta conocida historia.

Esta semana la Cámara Argentina de Comercio y Servicio (CAC) dio a conocer su último relevamiento sobre la venta ambulante. Las cifras ofrecidas vuelven a evidenciar la existencia de un complejo escenario: respecto al mes anterior hay 38,6 por ciento más de vendedores ambulantes en las calles de La Plata.

Las zonas de la Estación de trenes, seguida de cerca por la avenida 7 con numerosos puestos alineados en distintas cuadras, en especial la que enfrenta a la Legislatura bonaerense, se han convertido en virtuales pasarelas para que los vendedores ambulantes exhiban sus productos a una multitud de potenciales clientes. Carteras, billeteras, bijouterie, anteojos de sol y de aumento, bufandas, golosinas, pan relleno, cuchillos, láminas con las tablas de multiplicar y hasta sábanas son algunos de los productos que ofrecen a la venta. El informe de la CAC destacó que indumentaria y calzado es el rubro más ofrecido, con el 39,3 por ciento de los productos observados. Por su parte, óptica, fotografía, relojería y joyería se ubicó en el segundo lugar, con el 25,1 por ciento del total.

Cabe agregar que, mientras en La Plata crece en forma exponencial, la cantidad de puestos ilegales en la vía pública de la Ciudad de Buenos Aires alcanzó en noviembre los 384 puntos de venta, con una baja de 46,9 por ciento interanual, en tanto que en el aglomerado del Gran Buenos Aires se registraron subas. En el último mes que se midió en CABA, la situación registrada en noviembre representó una baja de 44,2 en relación a la medición de octubre pasado.

La venta ambulante viola precisas y detalladas leyes nacionales relacionadas al comercio y al pago de tributos, al igual que ocurre con la legislación provincial y el cuerpo de ordenanzas municipales que también prohibe esa actividad en forma expresa. Se sabe que la venta ambulante supone una competencia desleal para el comercio instalado, además de que transgrede cuadros normativos relacionados al trabajo en negro, a la falsificación de mercaderías y a la higiene y la sanidad en la venta de productos alimenticios, además de otras infracciones laborales propias de las organizaciones mafiosas que la organizan.

Resulta inadmisible que la comercialización de productos se vea anarquizada, desprovista de todo control estatal y tributario, así como sometida al libre albedrío de empresarios que financian y manejan esta economía informal. Las autoridades municipales, provinciales y nacionales –pues las tres jurisdicciones tienen incumbencia en el tema- están obligadas a velar en conjunto para que no se propaguen modos de actuar que transgreden a la totalidad del cuadro normativo vigente en la materia.

 

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