Depresión post-vacacional: volver es lo peor

La vuelta del descanso puede llevarnos a una angustia que, sostenida en el tiempo, dañe a la salud. Aunque padecerla es en algún punto normal, es necesario saber cómo emprender el regreso a la rutina para que este sentimiento dure lo menos posible

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Se llame síndrome de la vuelta o estrés postvacacional, lo cierto es que el regreso al trabajo después de las vacaciones requiere de un proceso de adaptación que, si no se afronta bien, puede generar apatía, insomnio o dolor de cabeza de distinta intensidad dependiendo de la persona. Y lo más terrible: puede hacer, dicen los expertos, que nuestras defensas queden por el suelo.

Retomar el estudio o el trabajo después de algunos días de descanso suele ser un momento duro para nuestro ánimo y, lo aseguran los expertos, puede convertirse en una etapa prolongada de angustia o depresión. ¿Qué hacer para que el regreso no nos desanime y comenzar el año con un sistema inmune fuerte?

“El síndrome hace referencia a que nuestra vida está estructurada en ciclos -apunta la psicóloga Elisa Sánchez-, y sin dudas que el ciclo que más se suele esperar es el del ocio. Cuando éste llega a su fin, el ánimo decae, se lo vuelve a ver como una opción lejana en nuestro horizonte y eso, de manera consecuente, puede provocar una angustia que hace que nuestro sistema de defensas pueda ponerse en jaque”.

Según se explica, dejar atrás el ritmo adoptado durante las vacaciones suele ser desmotivador y puede desencadenar en una etapa prolongada de desánimo y, como se dijo, afectar a nuestras defensas. Aunque padecer este tipo de depresión es en algún punto normal, es necesario saber cómo emprender la vuelta al trabajo con optimismo para que este sentimiento dure lo menos posible y podamos afrontar el nuevo año con energía.

“Lo ideal sería no depositar tantas expectativas en algo que, como todo, siempre será pasajero”, apunta Sánchez, para quien “hay personas que lo gestionan mejor y otras peor, al punto de derivar en un cuadro depresivo”.

Algunos de los principales indicios de poseer una depresión post-vacacional pueden ser abatimiento, apatía, insomnio, irritabilidad e incluso problemas para relacionarse con los demás.

“Al regresar de las vacaciones nos sentimos algo desmotivados y nos rehusamos a programar el despertador o comenzar con la rutina -apuntan desde el Instituto de Inmuno Oncología Ernesto Crescenti-. El ritmo de vida actual puede jugarnos una mala pasada e impedirnos centrarnos en lo que le hace bien a nuestra salud, pasando por alto si bebimos suficiente agua, si hicimos ejercicio físico o si consumimos la fruta y verdura necesarias. Todo eso repercute en nuestro sistema inmune o, lo que es lo mismo, a la barrera protectora de nuestro cuerpo contra enfermedades, infecciones y ataques externos. Es por eso que resulta fundamental el buen estado del sistema inmunológico para prevenir y combatir diversas enfermedades. Para que esto no suceda, se recomienda tratar de tomar un regreso paulatino a las actividades y no amargarse”.

Según un estudio de la empresa de recursos humanos Randstad, cuando se pregunta directamente si se ha sufrido el síndrome postvacacional (sin definir qué es), la mayoría de los trabajadores (57%) responden que sí (63 % mujeres y 51 % hombres).

Para Sánchez, lo importante es aprender a trabajar sin ir al límite y dejar cierto margen y espacio para otras cosas y para nosotros mismos. “Ese es el ejercicio que debemos hacer”, recomienda. Manejar bien las expectativas a la vuelta de las vacaciones con unos objetivos ambiciosos y de crecimiento personal, pero a la vez realistas y progresivos, es esencial para afrontar el nuevo ciclo. “Un error es empacharnos desde un primer momento”, señala. Reincorporarnos al trabajo a media semana, con la perspectiva del fin de semana cercano, y no llegar al domicilio el día antes de empezar a trabajar son otras pautas aconsejables.

 

 

 

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