De tanto cambiar, Gimnasia encontró la llave de los goles en el segundo tiempo
Edición Impresa | 2 de Febrero de 2019 | 05:31

Por WALTER EPÍSCOPO
La derrota del fin de semana anterior en Tucumán, frente al local Atlético, en el reinicio del campeonato oficial de Primera, la Superliga, encendió en Gimnasia todas las luces de alerta en el comando de Pedro Troglio, el entrenador, razón por la cual el partido de ayer frente a Tigre, en el Bosque, se transformó en una prueba de fuego, por tratarse de puntos que no podía dejar en el camino, y que el rival que tenía delante tiene un pie y medio en la categoría inferior.
Un verdadero terremoto futbolístico significó aquel referido primer viaje del año para el Lobo, al punto que a la vuelta prácticamente todo quedó bajo la lupa, empezando por la idea de juego, y detrás buena parte de sus intérpretes. Por eso hubo que esperar casi hasta que la pelota se pusiera en movimiento para conocer la formación albiazul, que apareció con una llamativa última línea de cinco miembros, con Maximiliano Coronel sumándose a un dibujo que no alcanzó.
Volvió Coronel: cabezazo y gol; se presentó el peruano Gómez: clavó la pelota en un ángulo
Claro, porque de entrada nomás, y a pesar de una presión que trató de ser muy alta, e intensa, tanto que antes de completarse el primer minuto, un violento choque de Franco Mussis con Matías Gómez, otro que volvió tras una larga ausencia, el cual dejó al borde del nocaut al primero, al conjunto albiazul le costó llevar peligro al arco de Gastón Guruceaga, y peor: a la vuelta, muy seguido lo encontraron desarticulado en el fondo, sobre todo en el callejón izquierdo, por donde volcó el juego el equipo de Victoria.
Rápido, y contra toda lógica, pelota y campo pasó a ser patrimonio exclusivo de la escuadra visitante, que tras el empate de la fecha anterior como local de San Martín de Tucumán quedó más comprometido en el fondo de la tabla de los promedios, motivo por el cual otra igualdad, aunque fuera de visitante, no le servía demasiado. Y como una consecuencia lógica: propuso un partido de ida y vuelta.
Los marcadores dispuestos por Troglio no encontraron el modo de controlar a Walter Montillo, el generador del juego, y tampoco evitar que entraran en acción Nicolás Colazo, Federico González y Lucas Janson, quienes se repartieron todo el frente de ataque. En consecuencia, el nerviosismo que invadió al equipo, de inmediato se trasladó al director técnico, muy preocupado, y subió a las tribunas, que antes de lo que se podía suponer comenzó a enviar señales de alarma.
Una combinación de Colazo-González, que resolvió Alexis Martín Arias; una pelota llovida de Montillo, que se fue apenas por sobre el travesaño; y una llegada por sorpresa de Martín Galmarini, que finalizó con un pelotazo que se fue junto al palo de la mano izquierda del arquero, mostraron la superioridad de Tigre en un primer tiempo en el que el Lobo prácticamente no asustó al responsable del arco de enfrente.
El triunfo encaminó la campaña del Lobo, la derrota casi condenó a Tigre a la Primera B Nacional
En este marco, Gimnasia desaprovechó los primeros 45 minutos, y como para certificarlo, a la vuelta apareció en escena Brian Mansilla, el juvenil proveniente de Racing, quien en la primera situación, antes de completarse el minuto de juego, se filtró por la derecha y complicó al arquero con un remate bajo que no pudo capturar, y que tampoco aprovechó Santiago Silva... Un volver a empezar que mostró una nueva versión de equipo albiazul, más apropiada.
El que salió para que entrara Mansilla fue Germán Guiffrey, y el Lobo se reestructuró con una última línea de cuatro, en el medio otra línea de cuatro y en ataque dos. Un clásico 4-4-2. Dejaron de manejar la pelota los centrales, desde atrás, y el Lobo tuvo más que ver con el juego preferido de Troglio. Tan sólo con esto le alcanzó a los albiazules para cambiarle el curso al juego, y a los 8 minutos llegó la apertura, aunque por una vía impensada.
Pelotazo largo de Faravelli desde terreno propio, para la diagonal de Matías Gómez, quien apareció en posición de 9, e hizo el intento de tocar la pelota... No lo hizo, aquel pase largo continuó su recorrido, y el arquero, que había cometido una serie de equivocaciones propias de un amateur, se comió el 1 a 0. Ni más ni menos.
El gol no hizo mas que abrir la puerta de un final increíble, que incluyó el empate de Hugo Silveira en jugada que dejó mal parada a los marcadores, y cuando parecía que el empate terminaría reinando en el Bosque, Maximiliano Coronel conectó al gol un córner de Víctor Ayala y el peruano Alexi Gómez rescató la pelota a la salida de otro tiro de esquina del paraguayo, y de zurda clavó la pelota en el ángulo superior derecho de Guruceaga.
Festejó albiazul, el festejo menos pensado en el cierre de una semana en la que Troglio no paró de cambiar, hasta meter un gran acierto en el segundo tiempo.
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