Vecinos de toda la vida de Tolosa y la sombra de la promiscuidad
Edición Impresa | 26 de Febrero de 2019 | 02:20

“Lo de hoy fue macabro, de un cinismo absoluto”, le manifestó a EL DIA Pablo Pérez, dirigente comunitario de la ONG Iniciativa Ciudadana y vecino de Tolosa.
Es que, según refirió, a M.H.C. - hija de Daniela Cicchini y principal sospechosa de su asesinato- la registra “desde que estaba en la panza” de su madre.
Los Cicchini “son conocidos en el barrio de toda la vida”. Los padres de Daniela vivían en 115 entre 529 y 530, a la vuelta de la casa donde ocurrió el crimen.
Durante su juventud, la mujer “era la piba” a mirar en Tolosa y “una mina bárbara”, sostuvo un allegado. Sin embargo, “después de un tiempo”, agregó la fuente consultada, “algo le pasó y cambió rotundamente”.
En ese sentido, el hombre indicó que Daniela “empezó a beber de un día para el otro, a tomar pastillas y se metió en la noche” donde cultivó “amistades turbias”.
Conforme a lo revelado por ese testimonio, la radical transformación habría sido el detonante de la mudanza a la calle 116 número 203.
“Los padres no se bancaban más la vida que estaba llevando Daniela, así que le compraron” el inmueble donde ayer a la mañana fueron descubiertos sus restos, y “se marcharon a Lobos”.
Poco tiempo después de esa mudanza, el papá de Daniela falleció. Su madre aún vive en esa localidad.
Por su parte, la víctima continuó su vida en la Ciudad, donde “tuvo cuatro hijos con distintas parejas”, señaló Pérez.
La primera de ellos fue M.H.C. (17). La adolescente no permaneció siempre con su mamá, si no que mantuvo una relación de “idas y vueltas” constante. Desaparecía por un tiempo y luego retornaba al hogar. Se presume que en una de esas “escapadas” conoció a Claudio Valentín Santa Cruz (45).
En el barrio, la pareja llamó la atención desde un principio, habida cuenta de que M.H.C. era menor y existía una diferencia de casi 30 años. Conocidos afirmaron a este medio que “hubo algo entre Santa Cruz y Daniela” y que en el domicilio “era todo muy promiscuo”. Incluso, tanto en el vecindario como en la investigación, se sospecha que la menor pudo haber sido expuesta a la prostitución.
No obstante esa declaración, Daniela la emancipó para que se pueda casar con su, hasta ese momento, novio (ver aparte).
“Hace un día, M. era una persona querible. Hoy no podemos salir de nuestro asombro”, reflexionó Pérez.
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