Creen que está en la trama familiar la clave del asesinato de Daniela
Edición Impresa | 26 de Febrero de 2019 | 02:31

¿La mataron y vendieron su ropa a los propios vecinos del barrio? ¿Admitió una relación entre su hija de 12 o 13 años con un ex policía de 40 y bajo el mismo techo que ella había compartido antes con el hombre? ¿A los 17 años M.H.C (se preserva a la menor) asesinó a su madre junto a su esposo? ¿Por qué intentarían deshacerse del cuerpo enterrándolo en su propia casa mientras le pedían ayuda a medio mundo para encontrar a una mujer desaparecida? Esas y mil preguntas empiezan a rebotar en la investigación que busca explicar la macabra develación del misterio sobre la ausencia de Daniela Cicchini, la mujer de 49 años que faltaba desde junio de 2018, cuyos restos fueron hallados en el fondo del patio de su casa, donde su hija y su yerno, ahora detenidos como sospechosos de matarla, habían anunciado a los vecinos que planeaban construir un baño o una parrilla.
A Daniela la conocían todos en la cuadra -116 entre 529 y 530- y en su barrio del casco histórico de Tolosa, donde participaba en la asamblea de seguridad . Esa organización vecinal oyó el pedido de la hija, actualmente menor de 17 años y madre de dos niñas de 2 y 4 por acompañamiento en la búsqueda de Daniela, cuando desapareció, en junio de 2018.
Así, la zona se llenó de afiches con la cara de Cicchini.
La denuncia se hizo formal el 7 de junio y así se activó la investigación policial y judicial en la que declararon una larga lista de allegados y familiares.
También el psicólogo y el psiquiatra que atendían a Cicchini: “dijeron que estaba bien y descartaron en ella la conducta suicida”, apuntó una fuente de la causa. Daniela era extrovertida, chistosa y empática con quien pudiera cruzarse. La mujer se mantenía materialmente con una pensión y le gustaba divertirse en el baile. La hija, en su declaración ante la fiscal María Eugenia Di Lorenzo (UFI Nº 17) mostró algo de distancia del lugar común del dolor por la ausencia inexplicada, que ya llevaba 6 meses: “la chica dijo que la madre solía ausentarse cuando salía a bailar y se enganchaba con algún hombre”.
También contó que un hombre con quien había tenido una relación de pareja tenía una restricción perimetral de acercamiento a su mamá. Era cierto, pero el ex nunca había molestado tras esa orden, ya antigua.
El esposo de la menor, Claudio Santa Cruz, un ex efectivo de la Policía Federal se presentó a esa cita, a fines del año pasado: “mandó a decir que estaba cuidando a las nenas”.
Mientras los asambleístas de Tolosa ayudaban con carteles y difusión de la búsqueda por cuánto lugar hubiese a Di Lorenzo y los investigadores les empezó a llegar un ruido desde las entrañas del barrio. Un vecino que solía tomar mate con Cicchini sintió que algo andaba mal.
Le dijo a la fiscal que la hija armó una feria americana en la casa dos semanas después de la denuncia por desaparición y que al poco tiempo vio un llamativo despliegue de materiales de construcción. “La chica o el marido le dijeron que iban a hacer un baño en el fondo. Eso le llamó la atención porque la casa no estaba cuidada y le sonó raro que empezaran a mejorarla con algo así”, contó la fuente de Tribunales.
El hombre contó que no le gustaban algunas conductas de Cicchini pero la apreciaba y hablaban seguido. Menos las de su yerno. Lo oía gritar con su joven esposa y sospechaba que estaba involucrado con drogas. Así y todo, decidió inspeccionar el fondo de la casa de Daniela. “Dijo que la loza tenía forma de tumba y no quiso subir más”. También, apuntó que la hija de Daniela no estaba en la casa desde hacía un mes y medio, pero allí había movimiento: a Santa Cruz lo acompañaban algunos familiares, nuevos en el barrio.
El testimonio terminó de convencer a Di Lorenzo (UFI Nº 17) de buscar en el punto cero. El viernes solicitó el registro de la propiedad.
Según los vecinos, la chica se había ido de la casa pero volvió ayer por la mañana
En uno de los tantos datos curiosos del caso, los vecinos vieron llegar a la chica ayer por la mañana. Caminó por 530, en dirección de 1 hacia 116, dobló y entró. Un par de horas después la vieron salir esposada junto a Santa Cruz. Ya habían descubierto al cuerpo de la madre, en avanzado estado de descomposición, bajo la carpeta de cemento. Se estima que llevaba varios meses allí y no será sencillo establecer la causa de muerte en la autopsia.
Quebrada, ante policías, la chica habría gritado “yo la maté”. Para la fiscal, eso no tiene valor hasta que no lo repita en sede judicial. Si le prestó atención a lo que le dijo a una asistente social cuando se le informó que nadie se presentó a pedir la custodia de las nenas y las pondrán en guarda en una institución: “salgo, las busco y las entierro en un cantero”.
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