Sólo resisten 9 históricas calesitas en plazas y parques platenses

El vandalismo, los aumentos de la luz y el mal clima conspiran contra esta tradición cultural que resiste a las nuevas formas de ocio

Edición Impresa

Parece un milagro, pero están en diferentes parques y plazas, sobreviviendo a los tiempos que corren, con la tecnología a full entre los chicos, la economía que no ayuda y el vandalismo que las acecha. Las calesitas en La Plata resisten, sobreviven y sueñan con seguir siendo una atracción para los niños. Quedan nueve en la Ciudad y aseguran que dan batalla jornada tras jornada para sobrevivir.

Hace una década giraban 20 calesitas en La Plata. Hoy hay menos de la mitad en la Ciudad. Emprendimientos familiares, que se transmitieron de generación en generación en varios casos de los paseos que quedaron en pie y sostiene una tradición cultural.

Las calesitas tradicionales platenses exhiben su estética menos ostentosa que las de un Carrusel -con doble piso o caballos que suben y bajan-, y con algún personaje de películas infantiles, como Pluto, un avión despintado y mucha madera, dan alegría y música a niños que, por un rato, se olvidan de las pantallas, y a padres que repasan su infancia en cada vuelta.

“Estamos en una época que cuesta mucho mantenerlas, hay más obligaciones que beneficios”, explicó Pablo Cinti, dueño de “La Pituquita”, la calesita de Plaza Iraola, ubicada en 2 y 531, en Tolosa, que adquirió hace un año, pero que está vigente hace casi cuatro décadas. Esa calesita fue vandalizada en varias oportunidades y en una oportunidad la dejaron casi fuera de juego.

Cinti es profesor de Educación Física y reconoce que compró la calesita por vocación. “Intento divertir a los chicos, por eso compramos la calesita y le pusimos mucho dinero. Tuvo algunos hechos de vandalismo que se frenaron por las cámaras de seguridad, pero todo eso cuesta plata y es poco lo que se recupera”, relató.

Para Patricia Franchi, propietaria de la Calesita de la Plaza Belgrano, en 13 y 39, también el vandalismo es un problema. “Lo solucionamos cuando pusimos un cerco alto pero hay días que llego y hay botellas que dan cuenta que siguen entrando”.

ORIGEN TURCO

Según la Asociación Argentina de Calesitas y Afines, las calesitas son de origen turco, fueron introducidas en Europa por las Cruzadas y sus inicios estuvieron vinculados con la nobleza hasta consolidarse como un objeto de recreación popular.

En Argentina, la primera fue de origen alemán y se instaló hace 150 años en el barrio del Parque, situado en el espacio actual entre el Teatro Colón y el Palacio de Tribunales porteño.

En La Plata hace una década había unas 20, pero hoy, de acuerdo al registro oficial que maneja el municipio sobreviven 9 ubicadas en Plaza Iraola; Parque Castelli ; Plaza Paso; Plaza Irigoyen; Plaza Belgrano; Plaza Sarmiento; Plaza Olazábal; Parque Saavedra; y Plaza Belgrano, de City Bell.

EL CLIMA Y LA LUZ

El mal clima constituye otro de los obstáculos. “Nuestra actividad está limitada cuando hace frío, si hay mosquitos, y ni hablar si tuvimos una temporada de lluvia”, detalló Franchi, Ingeniera en Sistemas, que defiende su emprendimiento porque le permite “darle de comer” a sus dos hijas.

La vuelta tiene un costo de 20 pesos, pero los dueños de las calesitas se las rebuscan y lanzan promociones como “3 por 50”. La mayoría no tiene empleados y mantiene el negocio dentro del núcleo familiar, ya que de otra forma, según coinciden, “no se ven con ganancia”.

“Estamos afectados por los aumentos y los costos que son muy altos” Pablo CInti Dueño de la calesita de 2 y 530

“El vandalismo es un problema. Pusimos un cerco alto pero siguen entrando” Patricia Franchi, Dueña de la calesita de 13 y 39

“Es muy simbólica la calesita, no sirve como negocio, tampoco le sirve al Estado, sino nos daría más ayuda”, reflexionó Cinti quien remarcó la necesidad de organizarse para armar una Cámara que los agrupe y regule como existe en la ciudad de Buenos Aires.

Otro obstáculo para la actividad fue el aumento en la luz, clave para la música que acompaña cada vuelta. “Estamos afectados por los aumentos y los costos que son muy altos, si tengo que tener gente a cargo voy a pérdida”, comentó Cinti.

Los calesiteros pagan también un canon fijo por el uso del espacio público, un seguro y el monotributo. Desde la secretaría de Espacios Públicos y Gestión Ambiental de La Plata informaron que “actualmente todas están con un contrato de uso precario”, enmarcado en “la regulación provincial existente”.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE