“Yo no me llamo Rubén Blades”: un artista comprometido que lleva 50 años en la música

El jueves se estrena en salas porteñas el documental sobre el artista panameño que revolucionó con sus letras la salsa

Edición Impresa

Por NICOLÁS ISASI

nisasi@eldia.com

“Yo no me llamo Rubén Blades”, el nuevo documental del panameño Abner Benaim sobre la vida del artista que se estrena el jueves en salas porteñas, pretende reconstruir la vida artística y personal del cantante y compositor Rubén Blades en torno a la música, sus colegas, amigos, y la familia con entrevistas exclusivas a reconocidos artistas como Sting, Tito Puente o Paul Simon,

Desde su ciudad natal, recorre los barrios y las calles en donde se formó, mostrando un edificio viejo y abandonado en el que dio su primer concierto, o recuerda en dónde escribió cual o tal canción, en referencia a personajes o etapas que atravesaba el país. A medida que camina, es abordado por personas de distintas edades y nacionalidades que lo detienen para saludarlo o simplemente sacarse una selfie junto a su ídolo.

Su admiración por los grandes creadores e intérpretes de la salsa lo lleva a recordar afectuosamente, a través de fotografías o anécdotas, los momentos en que compartió escenario con músicos como Celia Cruz, Willie Colón o Héctor Lavoe en los tiempos de gloria de Fania All Stars, siempre destacando que era un privilegiado por poder cantar junto a ellos, aun después de haber ganado 17 Grammys. De la misma manera recuerda, sin saber cómo sucedió concretamente, su rol como actor habiendo participado en decenas de películas junto a Denzel Washington, Penélope Cruz o Robert Redford.

Un músico que es abogado, un abogado que es actor, un actor que es coleccionista de cómics, un coleccionista que fue ministro, un ministro que intentó ser presidente. Así intentan definirlo amigos y colegas que trabajaron con él: una persona amable y talentosa con una gran pasión por lo que hace y por aquello que se propone.

Y en esa variante de roles y profesiones se ubica el título del documental que abrió el Festival de Cine y Música South By Southwest en Austin (Texas), donde “Yo no me llamo Rubén Blades”, realizada con apoyo del INCAA, se llevó el premio del público. Entre los momentos destacados de su vida, Blades menciona sus primeros pasos como músico en EE UU con los creadores de la salsa, el concierto de 1999 en el Canal de Panamá, o la reciente aparición de un hijo de 37 años que lo convirtió en padre y abuelo al mismo tiempo.

Uno de los detalles cuidados del documental es sin dudas, el archivo musical de conciertos y discos, grabaciones o ensayos. Su compromiso social, la cruda realidad de sus letras, el juego irónico con la actualidad y el carisma de su voz, llevó su música a toda América.

Así surgieron grandes éxitos de su repertorio como “Amor y Control”, “Decisiones”, “Plástico” o “Pedro Navaja”, una canción con una historia tan larga que ni el mismo compositor pensaba fuera exitosa. Sobre el final, cantando a capella en las calles de Nueva York, Blades disfruta de su presente y de su pasado al mismo tiempo, honrando sus propios versos en dichos y hechos: una vida que le dio sorpresas y sorpresas que le dio su vida.

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