José Menno: el “alma” del pugilismo platense
Edición Impresa | 2 de Marzo de 2019 | 04:21

José Menno es el “alma” del boxeo platense, tanto por su coraje, como por su capacidad docente con los más jóvenes y su espíritu emprendedor, como promotor, permitiendo que numerosos púgiles de la ciudad y zonas cercanas se convirtieran en boxeadores profesionales, el más destacado de los cuales fue Hugo “Popeye” Luero.
Lo primero que hay que destacar de José Humberto Menno, nacido el 5 de junio de 1936, es que tuvo como boxeador una carrera sumamente extensa, tanto más tratándose de un peso pesado. Este fanático hincha de Estudiantes disputó nada menos que 150 combates, de los cuales 70 fueron como amateur y los ochenta restantes como púgil profesional.
Pero la trayectoria deportiva del tolosano no se circunscribió solamente al plano local. Combatió en Francia, Italia y Alemania, alcanzado a disputar una pelea en Nueva York, en el mítico Madison Square Garden. Posteriormente volcó su experiencia pugilística desempeñándose como entrenador en lugares tan disímiles como Costa de Marfil, Argelia y Australia.
Para el boxeo argentino, una fecha verdaderamente histórica es la del 7 de noviembre de 1970 cuando en el “Palacio de los Deportes” de Roma, Carlos Monzón le arrebató por nocaut el título de campeón mundial de la categoría Mediano a Nino Benvenuti. En esa pelea, José Menno estuvo en el rincón del santafesino y fue quien detuvo al aficionado italiano que subió al ring para intentar detener la cuenta del árbitro, recibiendo el platense un zapatazo en la cabeza que le fuera arrojado desde la platea.
El hombre llevó a cabo sus primeras peleas como amateur en la categoría Mediano (74 kilos). A comienzos de la década de 1960, ya como Pesado, se hizo profesional, combatiendo en esa condición hasta 1970, época en la había en el escenario pugilístico nacional figuras de relieve como “Ringo” Bonavena y “Goyo” Peralta. El platense combatió con todos ellos y además, se hizo gran amigo de sus rivales, especialmente de Bonavena.
Fue un hincha de Estudiantes al que seguía, especialmente en las campañas de Osvaldo Zubeldía. En ese marco protagonizó una recordada anécdota en el estadio “Centenario” de Montevideo, en oportunidad de disputar Estudiantes la final en la que obtendría su tercera Copa Libertadores. El acceso del plantel albirrojo a los vestuarios estuvo algo “complicado” con la presencia de miembros de la hinchada local, pero la cuestión fue que Menno, que acompañaba a la delegación platense, la solucionó a “piña limpia”. El hecho lo volcó tiempo después el escritor Osvaldo Soriano en un artículo periodístico.
Algo que la Ciudad debe agradecerle a José Menno es su vocación docente, tarea que desarrolló incansablemente, porque pregonaba cada vez que podía que “el boxeo ha salvado a mucha gente de la calle, de los barrios precarios, para abrir un camino en la vida”.
José comenzó su carrera en el mismo sitio en la que la concluyó: en el Club Atenas. Su último combate lo libró el 11 de diciembre de 1970 frente a Avenamar Peralta, hermano de “Goyo” ante más de tres mil espectadores que colmaron la capacidad del Gimnasio Dante Demo y que fueron a alentar y más que nada a acompañar a Menno en su “pelea de retiro”.
Pero en el medio, durante toda la década de los “sesenta”, José Menno combatió en gran número de países y siempre con gran entrega deportiva.
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